MATAR O MORIR

Rodrigo Javier Martínez, 09-05-2019
Otra vez Vélez se hizo cargo de un trámite adverso y, nuevamente, lo sufrió un Lanús que ya debe tener pesadillas con el Fortín de Heinze. Y digo pesadillas porque el Granate mereció mejor suerte, no se si para pasar, pero si, al menos, para rescatar algo de su incursión a Liniers.
Y nos podemos basar en momentos y situaciones para justificar lo antes dicho. Vélez solo jugó 12 minutos, peleó 35 de igual a igual y se sometió a lo designios del visitante todo el segundo tiempo. ¿Pero donde está el mérito de Vélez entonces? Primero en tomar la iniciativa con el comienzo del partido. Este inicio le permitió al Fortín ponerse en ventaja con una gran recuperación de Bouzat que de Negro Gomez se transformó en Bassedas y asistió, con un pase largo y frontal, a Fernandez que definió con simpleza ante la salida de Ibañez, luego de recorrer varios metros con pelota dominada. A partir de ese momento Vélez perdió la pelota y se replegó, pero con la clara intención de nunca dejar de pelear el partido. Lanús tuvo varias chances pero en la contra de la más clara del granate, y sobre el cierre del primer tiempo, Robertone se vistió de enganche con galera y dejó mano a mano a Bouzat, que definió con una hermosa picadura ante otra salida en vano de Ibañez. Era el 2 a 0 y una diferencia casi infranqueable para un Lanús que se encontraba en desventaja casi sin darse cuenta, gracias a la efectividad de Vélez que, frase trillada de por medio, pego en los momentos justos.
El segundo tiempo mostraría otro Vélez, uno sacrificado y luchador. El complemento sería una extensión de la primera mitad hasta que a los 10 minutos Robertone se iría bien expulsado por una doble amarilla. Con un jugador menos y una ventaja amplia, El Fortín se arremangaría, replegaría todas las lineas y se pondría a trabajar un partido chivo y adverso. Contó con la falta de puntería de un Lanus frustrado, y casi entregado por momentos, pero que nunca dejó de atacar. Vélez perdería cualquier vocación ofensiva más allá de alguna intención del ingresado Vargas, pero la realidad es que nuestra escuadra espero el final, muy cerca del arco y confiado en las aptitudes del buen funcionamiento de la zaga central, Hoyos y la ineficacia visitante. Y se fue el partido entre festejos, entrega, actitud y coraje, para esperar a Boca este domingo en el Amalfitani.
Venga lo que se venga este equipo debe tener algo en claro: La gente de Vélez ya ha sufrido mucho y, seguramente, tendrá mucho por sufrir, porque así es el futbol y los hinchas saben como funciona esto. Pero en esta oportunidad los fortineros, después de tanto pesar, merecemos una caricia al alma. Matar o morir, por el amor de aquellos que están en la tribuna, por aquellos que han dejado todo en estos duros 5 años, por aquellos que desinteresadamente han dejado el sudor y el alma por salir del pozo, por aquellos que hemos sufrido todo tipo de humillaciones en pos de la traición y el abandono en la lucha contra el poder reinante. Matar o morir ese es el único final.
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