DESPUÉS DE LA TORMENTA

Rodrigo Javier Martínez, 17-02-2015
Ya lejos de aquel fatídico desempate, aún con la herida abierta y llena de pus, Vélez se encontraba con el difícil desafío de seguir adelante.
La situación no era desfavorable pero con suspensiones y piernas cansadas por el Sudámericano juvenil, nuestro amado Fortín jugaba contra sus propios temores, no sólo con el debutante marplatense.
A pesar de todo, Vélez salió bien de la cabeza y de la mano de los tanques de arriba, una defensa sólida y el resucitar de un jugador que necesitamos con desesperación, Lucas Romero, logró imponerse en la primera fecha.
Vélez abriría el marcador con un centro de Asad que Caraglio peinaría ante la floja salida del arquero visitante y a partir de ese momento el dominio se transformó en palo y palo, un poco por la necesidad del Tiburón, la inteligencia de Quiroz y las sombras del local.
La expulsión de Amor complicó el panorama, pero los cambios de Russo fueron acertados y Romero, con la batuta en mano, se encargó de ponerse el equipo al hombro sostenido por peso ofensivo, la firmeza del fondo y la fresca inclusión de Rolón. A poco del final, Cubero subió con inteligencia y le puso un centro con precisión a la cabeza de Milton que selló el resultado final.
Lejos del brillo pero efectivo, el equipo mostró carácter y capacidad de recuperación anímica luego del atroz evento en Mar del Plata. ¿Cosas para mejorar? Todas. Lo importante es haber ganado y darse cuenta que las virtudes propias existen y la renovación puede lavarle la cara a un equipo golpeado, pero no muerto.
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