LA CAJA DE PANDORA

Rodrigo Javier Martínez, 24-04-2015
Cuenta este dramático mito griego que Zeus, padre de todos los Dioses, enfurecido porque Prometeo robó el fuego para dárselo a los hombres, hizo crear a la primera mujer. Esta bella mujer fue Pandora.
Dotada de virtudes y una hermosura digna de una deidad, Pandora fue presentada al hermano de Prometeo (Epimeteo), con quien se casó, para recibir millares de regalos de bodas. Entre ellos una misteriosa caja fue objeto de la curiosidad de Pandora, y al abrirla, liberó a todos los males del universo. La venganza de Zeus fue lapidaria y, sin temor a equivocarme, y continuando con esta serie de analogías que uso para describir el presente de Vélez, puedo afirmar que Vélez es Prometeo, o al menos, estaba en la mesa de al lado, porque de males vivimos últimamente.
El sábado pasado podríamos haber omitido cualquier resumen o comentario, sino fuera porque Gimnasia se animó, en su única incursión incisiva, pisar el área fortinera para sellar una victoria injusta pero aleccionadora para un Russo que, evidentemente, no le encuentra la vuelta a un equipo carente de profundidad, ideas y apego a una idea defensiva. Vélez es pelotazos a un Pavone que lucha todas pero que no es desequilibrante, solo es voluntarioso. Defensivamente no hay firmeza, Aguerre no salva partidos, el medio es una autopista y el banco no da alternativas. Por eso, cuando Contreras se hizo presente en la red, la gente estalló. La calma del cero a cero, en esa mezcla de conformidad y resignación, se quebró y la división, ese concepto de brecha que tanto pesa, se hizo más presente y marcado. La platea sur pidió la cabeza del DT, algunas partes del estadio gritaban desaforados, otros aplaudía, los más se alejaban en silencio y entregados.
La derrota dolía, pero más dolía de cara al enfrentamiento con La Emilia. El peso de una posible derrota era como la espada de Damocles colgando sobre el cuello del cuerpo técnico y el historial de últimos papelones semejantes era un fantasma que acechaba. Pero la diferencia de categoría fue notoria y a pesar de jugar en el mismo nivel que contra Gimnasia, la superioridad física fue apabullante y los nicoleños no pudieron sostener el tempranero gol en contra para poder acercarse. Cardozo, Villalba y Pavone cerraron un tres a cero que no tuvo nada para festejar, porque los males de Pandora fueron terribles. A los 11 minutos Coco salía con la angustia dibujada en su rostro. Cáseres, su reemplazante se retiraría también lesionado a principios del segundo tiempo y 10 minutos después Cardozo entraría en la lista de lesionados. Las sombras de una lesión de Correa similar se hicieron luz cuando en el día de hoy se confirmó que se rompió el cruzado anterior de su rodilla izquierda. El phitos, la misteriosa caja de Zeus, fue inescrupulosa con nosotros. Una vez más, el destino es venenoso y nos borra la única mueca de pseudo alegría para dar lugar a la tristeza.
Pero el mito guarda una incógnita. De la caja, se dice, nunca salió uno de esos males o espíritus escondidos. En el fondo se mantuvo Elpis, la esperanza. La duda del mito es si la esperanza, esa que baña el alma de todos los hinchas fortineros, cada año, cada partido, cada comienzo, es realmente un flagelo o un fantasma, o si este espíritu esperanzador se quedó en la caja como muestra de fe y oportunidad de volver a forjar una nueva humanidad.
A pesar de las desgracias y las lesiones, de los resultados adversos y los errores, de las divisiones internas y la crisis financiera, a pesar de todos los males que ha liberado la Pandora de nuestro destino, este humilde servidor piensa que lo que quedó en el fondo de la caja es esperanza, esa que fortalece los corazones y baña de coraje el alma, porque a Vélez lo sacamos entre todos y eso me llena de esperanza.
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