Y para seguir con la generación de contenidos por otros integrantes de la Peña, acá enviamos un reporte del partido de ayer por Copa Argentina entre Vélez y Gimnasia, por Alejo de Saá, quien tuvo la suerte de poder presenciar el partido en vivo.
Un día con partido de Vélez no es un día cualquiera.
Aunque parezca...
Para todos los que llevamos la V azulada tatuada en el pecho, un día así tiene que generar algo distinto.
En mi caso, y como pasa generalmente, no me hizo falta el despertador para arrancar. Cinco minutos antes de la hora habitual, salí de la cama, armé el desayuno para los chicos, puse voz de monstruo para despertarlos y me armé de paciencia como chofer de bondi, para cargar mochilas, muñecos y pañuelos de papel...
Para la hora de llegar al laburo y ya con un recorrido que justificaría una semana de vacaciones, me puse a planificar el día de oficina para llegar sin quilombos a las tres de la tarde. Cualquier otro día sería una misión casi imposible, pero un Día Vélez no.
Cerca del mediodía tenía todo en orden, con un único detalle pendiente. Tenía que ir a buscar las entradas para el doparti, gentileza de un viejo amigo ahora periodista y desde siempre muy hincha de Taiere. El paso del tiempo y unos cuantos fernetes compartidos lo hicieron simpatizar ahora con nuestro querido Fortín también.
A las dos de la tarde me fui a hacer una solitaria pero obligada previa. Me habían preparado un hermoso sanguche de milanesa y huevo, con unas papas fritas grasientas, bien lejos de cualquier tendencia gourmet de tele. El plato iba acompañado por un vaso de Zero con un camuflado dedo de Branca. En el bar de la facu no se sirve alcohol, pero una medida no se le niega a nadie.
Estaba listo, ahora sí, para partir hacia Alta Córdoba, un hermoso y tradicional barrio de La Docta. Una pena llegar y ver esas lindas calles, anchas y llenas de árboles, como un barrio fantasma. La hora de la siesta de siempre y la inseguridad de ahora, no te dejan ver ni un pibito andando en bici o algún vago vendiendo maní.
Caminé un par de cuadras para ahorrar en la Seguridad Privada Chalecos Naranjas, que te ajustan en las calles pegadas a cualquier cancha, y ya silbando alguna canción, me imaginaba como cualquiera de uds, "malacostumbraú" diría algún personaje de Fontanarrosa.
Por segunda vez en menos de un mes, Vélez en Córdoba, jeee.
Un doblete inimaginable para los que estamos un poco más lejos.
Pasé entre muchos triperos, heladeritas, cervezas y vino.
Ningún quilombo cuando no hay barras de por medio.
Me mandé a la cancha quince minutos antes de la hora de comienzo del partido, y lo primero que vi fue una entradita en calor de los dos equipos en el campo de juego. Era más parecido a la mierda nueva del Cross Fit que a una entrada en calor futbolera. Jee, jugadores y PFs saltando y esquivando pozos tapados con arena.
Cuando salieron los jugadores vestidos de jugadores y saludaron para arriba, me puse a pensar igual a cada vez que juega Vélez. Grillo me parecía Roberto Carlos, Desábato tenía un aire a Tony Kroos y Caraglio era Luca Toni. Ahhh, y estaba Cubero, como Cubero. Ya estábamos para ganarle a cualquiera.
El partido lo habrán visto todos...
Un poco más de voluntad que últimamente, secos de fútbol como le gusta a nuestro DT, aunque con una idea conductora, saltearse el medio, que aguante el nueve y ver si alguien se arrima hasta conseguir una falta.
Nada para nuestro delicado gusto futbolero de los últimos años.
Lo ganamos bien, entiendo.
Pegadito al césped se ven cosas que les puedo compartir.
Caraglio se rompe el lomo en favor del equipo.
Desábato corre como un animal, pero es un enquilombado.
Jeee, estuve todo el partido cagado de que Amor hiciera un penal y anduvo cerca varias veces.
El mejor de Vélez fue Gianetti, a mi gusto. Renegó cubriendo a Grillo y al Muchacho Love. Jugó por él y por los otros. Bancó de arriba y cortó muchas veces a los costados. Partido redondito que terminó con el regalo de la camiseta, increíblemente transpirada, a la familia, que estaba al lado mío.
Ya para el final, le di un abrazo al enorme Víctor Hugo Sotomayor, un beso al Honorable Presidente de nuestra Institución y me despedí hasta la próxima de alguno de esos vagos que sólo veo cuando voy a ver a Vélez .
La verdad es que cuando gana El Fortín, los finales son más felices, pero en días como estos, los finales son lo de menos.
Abrazos desde Córdoba.
Alejo de Saá, enviado especial de la Peña Federación Vélez Sársfield de Hattrick a suelo cordobé.
DÍA VÉLEZ
Rodrigo Javier Martínez, 03-09-2015
