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Rodrigo Javier Martínez, 07-09-2015
En un nuevo capítulo de “Somos más autodestructivos que Pity Alvarez”, Velez demostró que todo lo que puede hacer mal lo va a hacer mal y cayó ante San Martín de San Juan por 3-1.
Autodestructivo porque, conociendo sus limitaciones, Vélez plantea sus partidos sin minimizar los riesgos. Y San Martín, a diferencia de Gimnasia, no perdonó. Al contrario, aprovechó cada uno de los errores y las ventajas que el fondo velezano le daba y se llevó la victoria con total justicia.
En ningún momento el Fortín tuvo el control del partido. Fue el conjunto local, consciente de sus virtudes, el que mejor las explotó. Es por eso que apostó al juego por las bandas, especialmente a las espaldas de un pobre Grillo que ya no sabe qué hacer para cubrir un puesto que no es suyo.
Pero sería injusto o minimalista quedarnos solamente con eso. El gran problema que tiene Vélez es su medio campo. Y no pasa por los nombres, porque a lo largo del torneo Russo ha probado con muchas formaciones diferentes, pero los errores son los mismos. Un doble 5 descoordinado en la marca, que siempre queda mal parado y termina corriendo de atrás. Porque por más sacrificio que pongan Desábato y Romero, si vos estás mal parado, no hay esfuerzo que valga. Y así llegó el primer gol. A los 16 minutos, ataque por derecha, desborde, centro, mala salida de Aguerre y definición que se desvía en Tripichio y se mete en el fondo del arco.
Si al menos tus falencias defensivas las compensaras con un buen ataque, vaya y pase. Pero eso no sucede en este Vélez que depende mucho de alguna maniobra individual, en este caso, del pibe Delgadillo, la única carta de ataque seria. De su pie salió un centro que le cayó a Vazquez, pero que el Cabezón definió mal al cuerpo del arquero, desperdiciando una chance clara de igualar el encuentro. Haciendo honor a una máxima futbolera, dos minutos después, la misma historia: desborde por derecha, centro atrás y Figueroa poniendo el 2-0 con una buena definición al primer palo.

Para el segundo tiempo Russo probó con Alvarenga por Bella (le hizo homenaje a la inerte barra de carbón), sin resultados. Para peor, el equipo se vio mucho más desprolijo y desprotegido en defensa y con la misma impotencia en ataque. Solo las atajadas de Aguerre y el buen partido de Gianetti le permitieron a Vélez mantener esa esperanza que solo un deporte como el fútbol puede dar. Esa ilusión llegó a los 74 minutos, cuando Delgadillo (quién sino), encontró una pelota y desde afuera del área la clavó en el ángulo. Ni los ingresos de Caraglio y Cubero le dieron solidez a Vélez, que nuevamente se regaló en defensa y en con dos malos cierres de Amor y Gianetti le permitieron a Martínez definir con clase ante la desesperada salida de Aguerre. A partir del tercer gol, y con el partido cerrado, solo quedó tiempo para que San Martín se diera el lujo de desperdiciar cuanta jugada de gol se le presentase, agrandando aún más la figura del pobre Alan.

De esta forma llega Vélez a su décima derrota en el torneo, con apenas una victoria en condición de visitante, con la certeza de que este ciclo está cumplido pero con la incertidumbre de no saber cuándo la dirigencia decretará el punto final. El próximo desafío de Vélez estará en saber si la Copa Argentina es una posibilidad u otro espejismo, cuando el miércoles enfrente en cancha de Arsenal a Lanús.

Premio Lucas Pratto: Nicolás Delgadillo. Buen partido del pibe, desbordando en varias oportunidades, siendo la única carta de ataque y marcando un golazo, el primero para él en primera. Altoque perri.

Premio Sergio Sena: Iván Bella. Mirá que hay que esforzarse para jugar cada vez peor. Por piedad, no vamos a agregar nada más.
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