Cuesta hacer un análisis del partido después de sufrir, otra vez, un robo alevoso. No me es cómodo el papel de víctima ni quiero ponerme en modo hincha llorón pero no puedo dejar pasar que, otra vez, Velez se encuentra con una nueva injusticia en su contra. Tampoco me quiero poner en modo hincha paranoico que buscar complots en su contra, pero la situación se presta a sospechas. No tanto por la cantidad, sino por la calidad. Penales ridículos, rojas injustificadas y off-sides gigantes se suman a la lista. Con esto no pretendo justificar todas las falencias futbolísticas que presenta el equipo de Bassedas, pero es muy difícil conseguir un buen rendimiento si a tus propias limitaciones les sumás las del arbitraje.
De entrada, Velez tuvo que afrontar la ausencia de su dupla ofensiva. Las lesiones de Toledo y Pavone le impidieron a Bassedas contar con un ataque explosivo y con gol. En 9 de los 12 tantos que se habían convertido hasta la fecha hubo participación de ambos, tanto en la culminación como en la gesta de las jugadas. Ese desequilibrio estuvo ausente y Velez lo sintió. Sin embargo, a medida que pasaba el primer tiempo, El Fortín le encontraba el rumbo al juego y con más empuje que otra cosa se iba a acercando al arco rival. Y encontró el gol en los pies de Coco Correa, definiendo de primera en la continuidad de una pelota parada. Pero cuando parecía que la ventaja dejaba tranquilidad, Quilmes llegó al empate con un tiro de esquina (#nofuecorner) pésimamente defendido que transformó en gol Rescaldani.
Al segundo tiempo Velez salió con los nervios de afrontar un papel que, por ahora, le es ajeno: salir a buscar el partido ante una defensa tirada atrás, algo que ya le había costado con Gimnasia y Olimpo. Quilmes impuso sus propios tiempos y a pesar de jugar en campo propio, no sufrió peligro en el arco defendido por Dulcich. Junto con la impaciencia de no encontrar forma de entrar en una férrea defensa, Velez se fue parando cada vez más adelante en el campo, quedando la última línea mano a mano con los delanteros rivales. Más allá del buen trabajo de la zaga central, así se gestó el gol de Mansilla. Un pelotazo largo encontró a Chirola Romero dos metros adelantado, quien asistió al delantero recién ingresado para decretar el 2-1 final.
Velez tiene que hacerse fuerte adentro y fuera de la cancha. Es responsabilidad de los referentes hacer valer su experiencia (tal como lo hizo Braña); nuestra, como hinchas, de manifestarnos (de nada sirve despotricar en redes sociales); y de los dirigentes, de dejar de lado infantilismos y defender al club donde lo tiene que hacer. Antes de que sea tarde.
Fotos: Web oficial / Twitter Damián Manusovich.