VOLVER A CREER

Rodrigo Javier Martínez, 14-09-2016
El futbol, como muchos aspectos de la vida, es una cuestión de fe, de confianza, de esperanza. Nadie puede negar que aquel mítico Vélez que enfrentó al Milán por la gloriosa Intercontinental del 94 rebalsaba confianza, de hecho, creo que era la definición que la Real Academia Española puede poner en su derrotero para tal concepto.
Este Vélez lejos está de aquel Vélez, pero el domingo dio un paso al frente en ese aspecto. Luego de los golpes sufridos contra Juventud y Gimnasia, el equipo estaba falto de esta virtud y los hinchas, con humildad lo reconozco, estábamos al borde del precipicio. Pero será el orgullo de los jugadores, el planteo del técnico, el laburo en equipo, el apoyo de la gente o quizás, simplemente, la suerte lo que hizo que nuestro querido cuadro salga con dientes apretados a pelearle, de igual a igual, el partido a un rival superior en nombres y ambiciones.
Fue a los pocos minutos que Romero, una de las figuras del partido, agarró el rebote de un patético tiro de Díaz para convertir a Sosa en héroe momentáneo, y digo momentáneo porque en el rebote Pavone la mando a guardar con un oportunismo goleador vital. A los pocos minutos Romero, nuevamente, convertiría en figura a Sosa que sacaría un cabezazo milagroso.
A partir de ahí Vélez se replegó con orden y paciencia, demasiado, pero manteniendo el esfuerzo y la actitud. De la mano de Caseres se peleó en cada sector del campo y aunque Central tuvo la pelota no fue tan incisivo quedando en Aguerre dos mano a mano que fueron claras situaciones de gol y nada más.
El segundo tiempo empezaría con un slalom de Caire que terminaría en pase a Romero, quien habilitaría al siempre presente Pavone para el segundo gol. Central insistiría hasta que la expulsión de Salazar acabaría con el partido para los rosarinos.
Banderazo incluido, popular llena, la gente tuvo fe, la esperanza que este cronista había perdido, pero que el equipo recupero y la plasmo en entrega y sacrificio.
Hubo errores, falencias, las mismas cuestiones de siempre que nos dejan preocupados y a la expectativa, pero la actitud, como leí por ahí entre tanto humo de jugadores e hinchas, no se negoció, y eso estuvo claro.
En este duro camino, hemos recuperado algo de fe, para tener el mentón bien en alto y vender cara la derrota, esperemos no perder ese camino para volver a creer que podemos salir de este pozo.
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