No había fuerzas para escribir cercano al partido y descubrí que tampoco hubo fuerzas para escribir los días siguientes, por ende, ya lejos el encuentro con los cordobeses, acercamos esta pequeña reseña de angustia y tristeza más que nada para no defraudar a nuestra propio deber "informativo". Debo reconocer que no es fácil recordar lo vivido el sábado, pero acercar una opinión es aún más difícil, porque entre tanta violencia, descontrol y angustia, se jugó un partido de fútbol que arrastró a Vélez a lo más profundo de la tabla, al igual que el alma de todos los fortineros, y en ese marco, opinar es una gesta utópica. Agresiones a jugadores, amenazas de renuncia, peleas en AFA, vestuario convulsionado, una Asamblea poco seria y una posible "limpieza", aún no confirmada, son ingredientes de una semana que dejó para escribir un libro, pero que nuestra alma en pena solo permite escribir unas pocas líneas.
El título de la nota tiene mitad de reconocimiento y mitad de ironía. Que la figura sea un jugador de limitados recursos muestra nuestro presente, pero también deja en claro que la actitud no se negocia y con solo entrega, como lo hizo el oriundo de Bariloche, un jugador puede ser salvado del incendio. Destaquemos que con 11 gladiadores van a ser mas los partidos que pierdas que los que ganes, pero en momentos aciagos y de tanta sensibilidad se necesita correr y morir de pie para que el averno no sea tan cruel. El tema es que nada de esos pasa en Vélez, empezando por el bajo nivel de la mayoría de los jugadores para terminar en la displicencia de algunos jugadores, el equipo se hundió en sus propias limitaciones y entregó tres puntos claves en la lucha por el descenso. Si, leyeron bien, lucha que debemos afrontar con hidalguía y humildad, porque alguna vez nos tocó y ahora nuevamente es una realidad. En una cancha que estallaba odio y reprochaba a viva voz, los jugadores no encontraron los caminos ante un Talleres ampliamente superior y que no le permitió a Vélez crear juego. Es verdad que el penal a Grillo o la mano de Guiñazú podría haber cambiado un trámite que no merecíamos (es hora que la dirigencia se queje por este tema de los arbitrajes) pero la triste realidad es que sacando un tiro en el travesaño, Vélez no jugó a nada y De Felippe sigue respetando un once inicial con jugadores que no merecen ser titulares. Uno entiende el vestuario pesado, pero hasta que momento el ego o la trayectoria están sobre el rendimiento. Debe llegar un tiempo en el que los jugadores respondan por sus actuaciones y no por su legajo, donde rindan dentro de la cancha y no por su voz de mando puertas para adentro. De Felippe, de buenas intenciones, aún adeuda esa materia y como aprendiz de Falcioni, quien alguna tuvo la difícil tarea de limpiar al plantel campeón de todo, deberá sentar en el banco a mas de un referente que, hoy por hoy, no aprueba lo básico: jugar bien.
Y no escribí porque no tenía nada adentro, la misma nada con la que me fui el sábado luego de otro bochorno a nivel general y aunque escriba la nada sigue ahí y la angustia y la tristeza no se van.
GRILLO + 10
Rodrigo Javier Martínez, 03-11-2016
