La foto de la nota representa nuestro momento, la camiseta de Vélez difusa, fuera de foco, en otro plano, desmejorada... y el rival festejando. Vélez es eso, una imagen opaca de si mismo, de su historia y, lamentablemente, hoy por hoy, de su futuro. Es increíble como el futbol nos odia y la mejor manera de hacermelo notar es obligarme a utilizar las mismas herramientas que usé para analizar el partido contra los tucumanos partiendo de la premisa fundamental: Un partido donde el rival te merece golear y lo hace, ganándote 4 a 0, no reviste un análisis. Lo que fue injusto en Santa Fe, fue justo en el Bosque. Gimnasia con tres llegadas al arco estaba goleando a un Vélez sin alma, sin recursos defensivos y con la pólvora empapada con el certero conocimiento que no podía levantar la guardia, ni siquiera para hacer menos humillante la derrota.
Televisado o no televisado, ni siquiera hubo tiempo de acomodarse que Gimnasia ya estaba en ventaja. Un canto a la improvisación defensiva le permitió al locar marcar el primer gol ante la atónita mirada de defensores, volantes centrales y el arquero. Con algún pasaje de mejoría pero siempre con el Lobo dominando el partido, Vélez transitó el primer tiempo sin ideas y sin profundidad, solo algún remate lejano del Mono y la voluntad de Romero.
El segundo tiempo, al igual que el primero, tampoco daría respiro, pero no por emociones, sino porque al minuto de juego Mazzola convertiría el segundo tras una sucesión de errores de no menos de cinco jugadores fortineros. En solo 17 minutos los triperos, convirtieron 3 goles, el antes mencionado y dos más, para cerrar el 4 a 0 definitivo. Sobraron 27 minutos donde Vélez tuvo ocasiones para el gol del honor pero ni el tiro del final iba a salir.
Al igual que por Copa Argentina hay motivos, razones, herramientas para realizar un análisis, pero carece de valor cuando la derrota es tan vehemente. El dolor de la eliminación por la Argie Cup, los fallos defensivos, actuaciones bajísimas, un doble cinco que extraña a Caseres y sufre a Desábato, los goles que no vienen, el banco que no responder, el momento caótico en medio de un clima electoral insoportable. Un número importante de razones para justificar un resultado justo e inapelable, pero de razones no vive el corazón y en ese sentido el hincha no para de sufrir. Porque la justicia se nos rie en la cara y es ciega cuando quiere y relojea de costado cuando nos ilusionamos. La realidad es que el descenso se acerca nuevamente con una tabla brava que no nos da aire y el club está totalmente fracturado de cara a las elecciones. En un futuro gris e incierto, en un horizonte fracturado y oscuro, sólo pedimos un poco de justicia, pero con los resultados, sino para con los hinchas y socios, los que realmente sufrimos a nuestro amado Vélez.
JUSTICIA
Rodrigo Javier Martínez, 01-11-2017
