INDIGNOS

A casi 3 días de la derrota sigo destruído. Ni la esperanza del interinato del enorme Negro Gomez me puede sacar la angustia vivida el lunes ante Unión. Vélez, hoy por hoy, está sumergido en el caos. Sin técnico, en medio de la elección más sucia y sin sentido de la historia y con un plantel reducido, nos enfrentamos al destino con nada. Y nada fue lo que se vió el lunes en cancha. La salida de De Felippe era inminente, pero no era necesario un planteo tan atroz y desastroso para acelerar la salida. El técnico había perdido el rumbo y este último partido fue el capítulo final de una serie que ya nos habían spoileado. El Fortín volvió a mostrar la carencia de ideas y la preocupante falta de ocasiones de gol. En 90 minutos un cabezazo de Cristaldo y un tiro imperfecto de Amarilla fueron las únicas jugadas que "preocuparon" al buen equipo tatengue. Y pongo entre comillas para dejar en claro que fueron jugadas, una aisladísima y ambas con el resultado puesto. En medio de un ambiente hostil y de reprobación continua, el equipo no pudo remontar sus propias sombras y el final era cantado, solamente el coraje de Caseres que se transformó en impotencia y alguna tapada de Rigamonti para que el resultado no sea goleada. El resto fue pobreza total. Ciclos terminados, jugadores sin alma, talentos entregados a la vorágine de un club que transita un derrotero que parece no tener fondo. Y en el medio la renuncia del técnico, la conferencia (o incoherencia) de prensa de Gamez, el escupitajo de un descerebrado que no representa al fortinero medio, la asunción del enorme Marcelo Gomez, las declaraciones poderosas de ex jugadores, cierres de campañas, debates televisivos y en el medio Vélez, nuestro Vélez, nuestro devastado Vélez.
Somos indignos, todos. Desde los dirigentes que durante 6 años nos llevaron al abismo, pasando por un sinfín de jugadores para llegar al hincha totalmente enfrentado en la tribuna, en el medio de una grieta. Perdón Don Pepe, perdonanos por esto, te debemos salir de este hueco oscuro y olvidado para volver a tu camino, el sendero de la honestidad, el camino institucional del socio y la claridad de una gestión que una a todas las facciones hoy enfrentadas y divididas. Perdón Don Pepe, somos indignos de vos.