Y lamentablemente llegó.
De manera humillante, honrosa, lógica, asombrosa, sea como sea, el final llegó y cada uno lo ve desde su óptica, por eso este humilde servidor no hará un juicio absoluto ya que estas lineas no representan el sentir de todos los miembros de esta Peña, pero no obviará, despues de tantos días describir el dolor que produjo, una vez más, quedar eliminados de local contra un equipo muy inferior y desconocido.
No ayudó la cancha rápida, no ayudó la liga y no ayudaron referentes que pedían gloria y apoyo, pero que se dieron el lujo de enfrentar la voluntad de un hincha que habia viajando miles de kilómetros.
No ayudó el planteo, ni Correa con pierna cambiada, ni los insultos de Mauro, ni Dominguez pidiendo jugar corto pero tirando pelotazos frontales que desacomodaron al equipo, ni Nanni sin ser referente, ni Cabral o Canteros borrados de la faz del planeta.
No ayudaron las 3 fechas de Papa ni el árbitro visitantista que no fueron ayudados por una dirigencia casi naif en cuanto al manejo copero.
No ayudó la gente desunida o ausente a lo largo de casi toda la Copa.
No ayudó nada... ni Vélez se pudo ayudar, hundido en el tribunero folclore o en la persecusión del magnate televisivo que hoy sigue adelante con su equipo ganando por penales, algo casi desconocido para nosotros hoy por hoy.
No ayudó perder la memoria olvidando la propia identidad del invicto y viejo Fortín, perdiendo 6 eliminaciones internacionales de local.
No ayudó ver el final del camino aunque la fe negaba aceptar las condiciones de rendición.
No ayudó el haber vivido esta historia.
No ayudó ni la rápida revancha porque hoy Godoy Cruz, aterrorizado por el miedo escénico de la punta, nos regaló un punto sostenido por la gran actuación de Sosa y la entrega emotiva de Pratto, que pudo haber sido derrota pero que fue empate para engañarse que podemos soñar con otra clasificación, porque aunque no lo crean Vélez se encuentra tercero en la general de un futbol argentino que se hunde en su propia mediocridad pero en el cual Vélez prefirió no ser partícipe dandole prioridad a las luces sudamericanas.
Vélez hoy es una sombra de lo que supo ser, con culpas compartidas y lágrimas regando una historia que nos es conocida... lágrimas que, con 35 años, no pude contener una vez más.
EL FINAL DEL CAMINO
Rodrigo Javier Martínez, 04-05-2014
