Vélez, un cúmulo de nervios. Atrás debía quedar la traición mas desgarradora de nuestra historia, atrás debía quedar la salida del crack Caseres, atrás debían quedar algunas disputas entre el cuerpo técnico y los dirigentes, atrás debían quedar sospechas sobre conspiraciones. Si lo de la Copa Argentina, a pesar del rival y la instancia, era todo un desafío, esta primera fecha era casi una gesta épica. Todo era nervios y ansiedad, hasta el tráfico y las cercanías al estadio era un caos, nada era tranquilidad, era todo nervios, el saberse sufridor por naturaleza y esperar la victoria con stress y pesar, y bien por dentro, rogar por no empezar con un traspié, porque el pasado reciente nos miraba de reojo para seguir siendo el ojo de la tormenta.
Pero no fue con el pie izquierdo, con miles de personas aún entrando, con la ansiedad de los que estábamos adentro, con tantas emociones a flor de piel y preparados para la angustia de sentir a Vélez, el destino nos dió un guiño. El Fortín salió a apretar y en menos de un minuto generó un corner. El Mono lo tiró corto para Dominguez que recibió y de media vuelta tiró un centro a la cabeza de Abram que cabeceo la pelota a la red. Grito desaforado que se escuchó adentro y afuera. Vélez arrancaba el partido ganando y dejaba atrás miles de sombras. Vélez no dejó la presión y luchó continuamente por la tenencia del balón. Apuntalados en un gran labor de Dominguez, Robertone y Gimenez el mediocampo tuvo casi todo el primer tiempo la pelota y generó muchas situaciones de gol hasta que en el minuto 27 Fontanini, en una pelota parada, hizo una de Titanes en el Ring y lo revoleo en el área a Abram. Era penal, tacle alto, intento de asfixia, era todo y el Monito Vargas, con una exquisita definición, lo cambio por gol. Ya a popular llena, el grito era unánime. Vélez no sufría, ganaba y jugaba bien. El primer tiempo se fue así, con un Vélez dominante y con un 2 a 0 que tenia gusto a poco, por ocasiones y por merecimiento.
Se podría decir que el segundo tiempo estuvo de mas pero sería injusto con una critica objetiva sobre el rendimiento físico de Vélez y con el debut de Thiago Almada. Con respecto a lo primero no quedo tan en evidencia porque el rival, Newells, nunca estuvo a la altura, de hecho, le costará este año claramente, pero por momentos Vélez se replegó bastante cerca del arco y le cedió mucho la iniciativa a un equipo rosarino que casi no puso gente en ataque. Con respecto a lo segundo es grato resaltar el debut de una de nuestras joyas que dio algunas pinceladas en lo que le tocó jugar.
En definitiva, no hubo sombras y, a pesar que sigue siendo una cruz toda la miseria que sufrimos en estas ultimas semanas, esto fue un buen comienzo, esperanzador, emotivo, y el pueblo velezano lo gozo con alegría y felicidad. Fue un buen comienzo, uno que quizás no esperábamos, pero un comienzo que definitivamente nos merecíamos.