APRENDIZAJE

Rodrigo Javier Martínez, 22-08-2018
Hay que mirar esta derrota desde varios escenarios. O mejor dicho, podemos analizar este partido desde dos perspectivas posibles. Quizás la mas laxa y tolerante es la de pararse en lo que era Vélez hace un año. En ese sentido, y a pesar de la salida de un peso pesado, estoy convencido que la mejora ha sido sustancial. Quizás esa mejora no se haya reflejado en el resultado del domingo, incluso en el trámite del partido, pero no es el Vélez que bajaba la guardia sin oponer resistencia. Este Vélez pelea, muerde, va al frente, con sus limitaciones pero no baja los brazos aunque las cosas no salgan según lo planeado.
La otra mirada, combativa y menos tolerante, es la de analizar el resultado fríamente. Acá también puede haber un poco de empatía con aquel que siente bronca. Es difícil ver como a Vélez le cuestan los "grandes" y no puede hacerse fuerte en paradas bravas. Se deja avasallar y parece estar dispuesto a remar estos partidos desde la templanza en la derrota y no en ser protagonistas. Esa mirada que solo nos deja ver el Vélez que comete errores infantiles y en la cancha le faltan conceptos teóricos básicos.
Puedo entender al optimista y al pesimista, porque hay dos realidades: Este Vélez ya no es lo que era pero guarda ciertos vicios del pasado. Pero mas que asumir las dos realidades, mas allá de pensar en un nuevo Vélez o en un Vélez sombrío, este partido dejó bien en claro cuales son nuestras miserias. Miserias que veníamos remarcando desde la pretemporada y que contra Rac*ng quedaron a flor de piel mas que nunca.
Obviamente que un gol a los cuatro minutos de juego altera cualquier plan, pero quizás, en ese inicio de partido, dos de nuestras 3 miserias afloraron en el trámite del partido. La falta de un 3 de oficio (Zaracho, Saravia y Centurión se devoraron a Ortega) y la falta de un 5 clásico (la presencia de un todoterreno es necesaria entre mucho volante mixto). Vélez no tuvo equilibrio a la hora de sostener los embates de un local que apuró mas por jerarquía que por otra cosa y a pesar de no tener una superioridad apabullante, le alcanzó para marcar la diferencia, para ser mas incisivo y punzante, para merecer la victoria parcial.
Durante la primera mitad Vélez tuvo pasajes de dominio, pero ese intentar ser se afianzó en la segunda mitad, donde Veléz tomó un rol mas protagónico, mejorando la salida desde el fondo y tomando confianza sobre el partido. Las contras y la jerarquía de los jugadores del local estaban latentes pero Vélez iba e iba, generando juego y teniendo la posesión, pero ahí arranca nuestro tercer pecado. Por omisión (el cambio del primer tiempo de Mainero por Ramis) o por falta de jerarquía, Vélez no puede no tener un centrodelantero que sea referencia para los defensores rivales. Claramente los centrales locales se dedicaron a esperar los ataques del Fortín parados en la puerta del área grande sin preocuparse por las diagonales o la presencia de una referencia de área ante centros frontales o laterales. Al jugar sin 9 Vélez le facilitó el trabajo al rival dependiendo de alguna jugada individual o alguna diagonal que nunca existió y así se diluyo la posesión en la nada misma. Faltaría el segundo gol de Rac*ng (una obra maestra del terror en el retroceso) que remarcaría lo arriba dicho, la falta de conceptos en algunos fundamentos básicos. ¿Caprichos? ¿Riesgos a tomar? Sea lo que sea esta derrota nos puede enseñar muchísimo, y desde este humilde lugar, confiamos plenamente en el Técnico para que trabaje sobre estos aspectos, porque de la misma manera que criticamos también reconocemos la evolución de todo este plantel en lo futbolistico y el trabajo que se nota en cada fecha.
Esperanza y cuidado, la tabla brava dejó de apretar el cuello, pero mira de reojo. Hay aire pero tampoco se debe tirar manteca al techo esperando que el destino nos toque la puerta.

Foto: Sitio Oficial
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