SENSACIONES

Rodrigo Javier Martínez, 31-08-2018
Allá lejos y hace tiempo jugó Vélez contra Banfield y aún me quedan esas mismas sensaciones del domingo al mediodía, donde no podía discernir entre estar tranquilo o estar con bronca. Quiero caer en el lugar común de hablar en función a suposiciones y enarbolar la bandera del "mira si Bouzat metía esa" y pienso en ese pase orgásmico de Vargas para Robertone que ante la salida lejana de Arboleda habilitó a Bouzat que definió, con el arco vació, al lado del poste, pero del lado de afuera de la red. Premonitorio. Como que esa jugada, que se gritó de manera entrecortada, sería el puntapié inicial de un partido que se sufrió. Vélez siguió dominando y contó con alguna que otra jugada, pero el denominador común era la falta de profundidad. Vélez tenía el control y la circulación de la pelota, pero no era incisivo, llevaba poco riesgo al arco del Taladro, que estaba cómodo con el trámite del partido.
El segundo tiempo no sería distinto. Misma posesión, misma falta de profundidad. También hubo una jugada clara, esta vez en los pies de Ramis que Arboleda sacaría de manera brillante al corner. Con trámite idéntico a la primera parte Banfield dió un poco la nota saliendo de su comodidad y empezó a buscar con un poco mas de ambición buscando, con pelotazos frontales, las espaldas de Ortega o el foul generado por Cvitanich. De una jugada del estilo, viene el penal de Bouzat a Silva, claro por donde se lo mire, y que el capitán cambió por gol. El Gringo movió el banco, primero con el ingreso de Delgadillo y luego con la entrada, a mi gusto tardía, de Salinas. Sin ideas y con mas ganas que juego, Vélez fue, hasta que de una falta, con un centro cruzado, Abram le bajó una pelota a Salinas, que con oficio de 9, le rompió el alma a Arboleda. Era empate y no cambiaría.
¿Es un punto que suma? ¿Es un punto que resta? Aún me sigo preguntando sobre el partido del domingo, ese sentir de no perder pero saber que pudo haber sido más si la Diosa Fortuna nos hacía un guiño, pero la realidad es que lo mas posible era perder mas allá del insólito gol que erró Bouzat y que podría haber cambiado el partido. Hoy Vélez está para pensar en realidad, no para sufrir sobre supuestos y lo único a tener en cuenta es que Vélez debe trabajar en como ser mas punzante e incisivo, como crearle conflictos a las defensas rivales, como ser profundo y no morir en la posesión intrascendente.
Y más allá de todo, tener la cabeza fría, porque se viene Boca y toda la carga emotiva que esto significa. Por el pasado reciente y por lo que representa Boca para cualquier equipo de la Argentina. ¿Con el Traidor? ¿Sin el Traidor? Irrelevante. Vélez debe pensar en sus limitaciones, en sus potencialidades, en pelear el partido, en dejar todo y tratar de no vivir de sensaciones.
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