¿Punto para sumar? ¿Punto perdido? Creo que ese afán de victoria, y de querer volver a ser, no debe ser el árbol que tape el bosque. Con el empate en Paraná Vélez cerro una campaña excelente que lo deja a 22 puntos del descenso y en la quinta colocación con chances de Copa Sudamericana. Pero no solo los números nos tranquilizan después de comer tanta mierda. también Vélez nos volvió a hacer sentir orgullosos de nuestra escuadra: un estilo de juego, una idea clara, juveniles mostrando su valía, un grupo armado y una unión (sacando algunos mercenarios pagos) que vuelve a tejerse por todos los ámbitos del club. ¿Hay errores? Obvio que los hay, a todo nivel, pero la realidad es que este Vélez te hace ilusionar. Sin ir mas lejos, el lunes, nos volvimos a encontrar con esos errores, pero al mismo tiempo el equipo mostró un coraje y una energía inagotable en pos de traerse algo de Paraná. El tempranero prime gol, el rechazo de Hoyos tras el pase ladrillo de Cufre, la marca en la pelota parada, la inocencia, muchas cosas para remarcar de un partido que Vélez podría haber ganado tranquilamente, pero todo esto sumado a la poca fortuna en algunos momentos claves hacen que veamos el resultado final con una dicotomia de pensamiento muy grande. ¿Porque dicotomia? Porque a lo antes mencionado también encontramos cosas positivas. El carácter de dar vuelta el resultado dos veces, incluso con un jugador menos, la entrega, la valentía de jugar siempre, de ir al frente a pesar de todo. Dominguez es el abanderado del temple en el equipo, sin dejar de correr, acalambrado, pero siempre con la cabeza en alto y generando. Vargas y su magia en los peores momentos, los mas aciagos. Gimenez ocupando cada espacio para dar una mano o crear fútbol. Alamda corajudo y adolescente, mago, estrella, crack. Y el resto sumando con sus limitaciones, con su voluntad.
No falta nada para saberse en un escenario mas normal y no en la mierda. Para volver a estar tranquilos y soñar con algo mas que pelear en mitad de tabla. Cada vez estamos mas cerca de soñar en grande, o al menos de soñar con un mejor porvenir disfrazado de Copa para volver entre semana a la noche a nuestro segundo hogar que es el Amalfitani. Cada vez mas cerca de volver a ser.