UNA MUECA, UNA SONRISA

Rodrigo Javier Martínez, 13-08-2014
Debo reconocer que las promesas del Turu Flores habian encendido la llama sagrada. El DT había declarado que Vélez no atraviesa una transición y quería ser protagonista. El ánimo y la esperanzas renacian, pero volver atrás y recordar la eliminación de la Copa Argentina con la pretemporada cambiaban mi fe por una mueca cínica, casi triste.
Por eso llegue a casa, me acosté y desalojando la mueca de la cara le di lugar a un gesto de añoranza por no poder estar en la popular visitante y le guardé un pedacito de sonrisa y esperanza a mi viejo Vélez.
El trámite fue parejo en su primer tiempo, con un limitado Tigre basado en sus figuras de antaño y un Vélez dominador que carecía de profundidad como marca registrada. Con el correr de los minutos El Fortín no sufría pero tampoco lastimaba, hasta que Nanni pivoteo, Correa metió la diagonal se metió en el area para dejarla larga y en el rebote de la humanidad de Garcia, Cabral remataba para que nuevamente Garcia le diga no. Al corner Dominguez cabeceaba cerca y nuevamente el aliento se nos atragantaba.
El segundo tiempo fue lo mismo. Vélez dominaba y manejaba los hilos del partido. Rolón incisivo erró un cabezazo pisando el area y Pratto avisaba con un tiro lejano. Vélez dominaba basado en el doble 5 y la dinámica de Rolón y Correa, descansando en la presencia ofensiva de los pesos pesados fortineros. Hasta que la mueca volvió. Correa disputó una pelota a la que llegó primero, pero su suela, con vehemencia, planchó el tobillo de un rival. Ceballos no dudó y le mostró la roja. La mueca era rancia y sombría. Tigre se despertaba y metía a Luna en la cancha que con su presencia replegaba a la defensa de Vélez para tener una increíble que se fue por arriba del travesaño. Pero el vendabal duró poco y Vélez, con uno menos se afianzó, y al despliegue de los del medio sumó firmeza defensiva y vocación de ataque de Papa. Tigre no podía aprovechar el hombre de más. Vélez se animaba y Pratto llegaba hasta el fondo para tirar un centro que Nanni, con el arco a disposición, tiraba afuera. La mueca sombría ahora era resignación, entrega. El guiño no era positivo. No aprovechabamos las que teniamos, entonces el empate era firmable. Y entró Caraglio. Y Cabral agarró un rebote, Milton Joel le marcó el pase que el Tasa le puso con un sombrero, y el 9 definió de manera gentil sobre la humanidad de un regalado García. La mueca ya no era mueca, era alegría, era satisfacción, agradecimiento, felicidad que nos daba un destino que solo sabía de golpes para este Vélez. Asad no entró mal y la defensa aguantó con firmeza y sin dudas. Sosa, salvando una salida, endeble, fue espectador y los 4 minutos de adicional pasaron para cerrar una victoria casi inesperada desde los antecedentes cercanos.
La mueca no fue mueca. La mueca fue una sonrisa enorme para un alma que necesitaba una caricia. La mueca fue carcajada y tres puntos. La mueca fue victoria, y con cosas por corregir, la mueca fue guiño y caricia de una fortuna que se olvidó de nosotros. La mueca fue mueca, pero ahora, despues de mucho tiempo, fue sonrisa.
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