CUMPLIENDO

Rodrigo Javier Martínez, 27-02-2019
Vélez debía ganar y lo hizo, cumplió.
No lució ni fue una maquina de presión continua o de vértigo implacable. No contó con las actuaciones rutilantes y descollantes del Tonga, del Mono o el Príncipe. No fue el Vélez demoledor que nos podía hacer ilusionar, pero cumplió y ganó. Cumpió Bouzar con su nueva función de lateral izquierdo, cumplió la zaga central, cumplió Robertone haciéndose eje cuando Gimenez y Dominguez no brillaron como suelen hacerlo, cumplió Hoyos cuando tuvo que responder. Vélez se debía una victoria y, lamentablemente, lo hizo ante un Godoy Cruz endeble, falto de desequilibrio y muy flojo abajo. Y digo lamentablemente porque esta nueva victoria fortinera marco el fin del camino del Negro Gomez en el Tomba.
Vélez tuvo dos momentos claves en el partidos: los dos goles. Obviamente que un gol quiebra cualquier análisis pero en un partido cerrado como el del sábado los goles cambiaron el trámite de manera inexorable. El primero, de la mano de Leandro Fernandez, le dio la distancia necesaria para quebrar un partido chato y difícil de jugar por el estado del campo de juego. En ese empate en cero los locales parecían mas cómodos, y a pesar de no tener la pelota y esperar retrasados, contaron con las contras mas peligrosas. En esa media hora Vélez solo pudo destacarse unos minutos, esos minutos donde vino el penal de Arena que Fernadez cambió por bailecito. Pero Vélez mas que festejar los goles los sufre, se relaja y se desconcentra. Hasta el final de la primera mitad Vélez no hizo pie y fue dominado por el equipo mendocino que, además de todo, sufrió la expulsión de Arena a los 35, en un partido olvidable para el ex central velezano. El pitido final trajo el respiro que Vélez necesitaba.
En el segundo tiempo el ingreso del Morro encendería alertas en el fondo de Vélez, no solo por lo que representa el delantero uruguayo, sino porque el Negro Gomez adelantaría lineas. Tuvo un par de situaciones el local y a Leandro Fernandez le falló la puntería, pero lo que se olía en el aire era la falta de confianza para sostener el resultado, no por funcionamiento pero si por la memoria reciente del partido contra Colón y la necesidad de un rival totalmente necesitado de dar vuelta su racha. Pero vuelvo a "los momentos justos" y en una buena contra Mainero recibiría una falta terrible que Robertone cambiaría por un golazo de tiro libre. El guante de Lucas acarició la pelota que, superando la barrera, entraría al palo derecho de Ramirez que ni siquiera atinó a tirarse. Los 25 minutos restantes sobraron. Vélez no fue y Godoy ya no podía. Quizás fue el pasaje del partido que los de Heinze manejaron con mayor inteligencia a pesar de limitaciones y algunos malos rendimientos.
Pero más allá de todo, lo importante, es que Vélez ganó y cumplió con nosotros y con el mismo equipo que se debía, como deber moral, volver a la victoria para seguir ilusionandonos con las Copas.
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