ROMANCE DE VERANO

Rodrigo Javier Martínez, 18-03-2019
Volvió el romance. En una semana el polifacético hincha de Vélez, aquel sufrido y golpeado, pasó de pedir sangre a cantar "porque los jugadores me van a demostrar..."
Y yo los entiendo, no es un reproche, simplemente es un rasgo característico de la idiosincrasia mas ciclotímica del mundo: la del hincha, la nuestra.
Pero la realidad es que este romance, breve, de verano, nace desde la necesidad, esa desesperación que nos corroe las entrañas y que nos lleva a ser totalmente incongruentes e incoherentes. Esa obligación de volver a ser, de olvidar nuestra época sombría, nuestra "dictadura", nuestra época oscura. Nadie quiere volver a penar por los fondos, todos quieren volver a las noches de copa y estos tropezones nos recordaron nuestras peores miserias.
Y quizás la gran virtud de este equipo, luego de estos 3 partidos nefastos, fue sobreponerse, primero por la necesidad de ganar y salir del mal momento y segundo por deberse una victoria ante un equipo superior, desde lo futbolístico o desde la tabla. Era todo un desafío y el equipo, a pesar de algunos sufrimientos aprobó con creces.
Quizás nos debe un dominio abrumador, pero alcanzan los 3 puntos. Y digo abrumandor como podría decir: que dure todo el partido. El primer tiempo de Vélez fue excelente. Dominó el juego, anulo las virtudes visitantes y genero situaciones de gol. Pero el arco nos es esquivo, Vélez adeuda aún esa materia: el gol. Hasta que en el minuto 43 Vargas, por derecha, busco la cabeza de Fernandez que, pasándose, habilitó la entrada de Bouzat que definió con la cara interna al palo lejano de Luchetti. Golazo. Y el que mas lo merecía, por esfuerzo y por perseverancia, porque antes había tenido una muy clara que dejo expuesto lo antes mencionado, al Fortín le falta gol, y un poquito de liga también.
El segundo tiempo no fue tan claro. El Decano salió a buscarlo ordenando algunos puntos y Vélez, con las carencias antes mencionadas, no podía definirlo. Los murmullos en la salida de Almada y el ingreso de Laso ponían, nuevamente, en tela de juicio las virtudes de Heinze para leer los partidos pero el trámite se endurecía y Vélez peleaba sin la ayuda de un arbitro que hacia las cosas mas difíciles. Pero sobre el cierre del partido Vélez le dio paz a su gente, tarde, pero paz al fin. Los dos ingresados, Salinas y Galdames, cerraron el marcador cuando el primero, en un pelotazo frontal se arreglo para sacarse de encima a la marca y justo cuando Luchetti cerraba, habilito a la entrada solidaria del chileno que definió con el arco vació. Era 2 a 0, resultado que Vélez necesitaba como el aire que se respira.
Ni el sol, ni el calor, ni las angustias anteriores pudieron borrar la sonrisa de la cara de todos los fortineros que, una vez mas, coparon el Amalfitani. Porque saben que la Libertadores está lejos, pero la Sudaca muy cerca. El hincha sabe que vuelven las noches entre semana, sabe que puede volver a respirar y atrás queda todo el dolor sufrido. ¿Volvió el romance? Lo dudo, pero cerca está esa sensación que volvimos a ser, al menos acercarnos a aquellos viejos amores, profundos y duraderos. Porque el hincha hoy es eso, un cumulo de sensaciones, de amor, de odio, de bronca. Porque después de tanto sufrir se puede permitir esto, volver a enamorarse con tan poco, al menos un amor de verano.
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