Este Vélez de Heinze es ciclotímico, ya lo sabemos hace mucho. Tiene varias caras o estados anímicos, a veces es una topadora y otras veces es un niño caprichoso que insiste con recetas que no funcionan. Pero en ninguno de estos escenarios se le puede negar que no tiene entrega, algo muy respetable para un equipo conformado por chicos. Pero hay que diferencia entrega de carácter y a veces este ultimo concepto es una materia pendiente. Muchas veces este equipo fue llevado puesto por falta de carácter o experiencia, como quieran llamarlo. Siempre dejando todo pero a veces fue superado por factores que hacen al aura de un equipo o cuestiones externas que no pueden manejar. El sábado, en la Fortaleza, Vélez aprobó esta materia con creces. Con un arbitraje histórico, desde lo nefasto, y la adversidad a flor de piel, Vélez dió su primer paso, de manera positiva, en la Copa de la Superliga.
Con la gente copando la tribuna visitante del Ciudad de Lanús y con el antecedente reciente de la goleada en el Amalfitani nadie esperaba el trámite enrarecido que se daría desde el inicio del partido. No porque se suponía un partido fácil ni mucho menos, si no por como encaró el local el partido. Desde la guapeza, el roce, la queja constante, las bravuconadas, Lanús llevo el partido a un terreno donde Vélez no se sentiría cómodo. Demasiada intensidad, mucho roce y poco juego hizo que Vélez, aunque dominador de la pelota, no pueda generar sociedad y mucho menos situaciones de gol, situación que si tuvo el Grana con un travesaño que no fue gol de milagro.
Pero de pelotas paradas también se vive. Cufré se hizo cargo de un tiro libre lejano y entre muchas piernas y jugadores, el lateral izquierdo (¿ya especialista?) casi lo grita pero el palo le dijo no, aunque en el rebote Fernandez no puede definir y aparece el Tonga para abrir bien el pie zurdo y derroto la estirada fotográfica de Ibañez. Era el 1 a 0 para Vélez que, merecido o no, se ponía en ventaja.
El gol abrió una nueva etapa en el partido. Lanús se descontroló, empezó a pegar y los nervios lo desbordaron pero así y todo pudo llegar al empate de la mano de De la Vega que con un cabezazo venció la tibia resistencia de un Hoyos que no estaba seguro. Lanús llegaba al empate en su mejor momento, quizás el único que tuvo, y en una parte caliente del partido donde ya habían sido expulsados ambos técnicos. Uno por atacar a Fernandez por una supuesta simulación (que no fue porque el foul fue obsceno) y el otro Heinze por defender a su jugador. En ese ambiente navegaba el partido sin un claro destino.
El segundo tiempo no fue distinto. Vélez no lograba generar volumen de juego y Lanus estaba empecinado en seguir ensuciando el partido. En ese marco Sand y Acosta ya jugaban regalados y el linea anulo un gol de Bouzat donde el mágico delantero estaba, mínimo, metro y medio habilitado. En ese clima ya siniestro, Lanús le ganó las espaldas a De la Fuente, en un pase filtrado y el lateral derecho bajó en el área al Laucha Acosta. Penal para Lanus que aprovechaba el caos general para cambiar el penal para gol. Penal (que fue) fabricado por el Laucha y que patearía Sand, ambos jugadores de regalo en el campo de juego y que seguían gracias a la rara vara de un Espinoza que a esa altura ya había perdido las riendas del match (expulsión de Gianetti incluida). Sand, al igual que el Tonga, abriría el pie y el penal se iría lejos del palo izquierdo de Hoyos. ¿Justicia poética? Correcto señores, pero no sería el fin de la misma. Hoyos jugaría corto para una posesión que terminaría, segundos después, en un slalom de Almada, que dejando en el camino a dos jugadores granates, definiría al palo lejano de Ibañez. GO LA ZO y ahora si: Justicia poética nivel Dios. El golpe fue de KO para el Granate que nunca mas volvió al juego. Ni siquiera en la embestida final donde no tuvo ideas ni ganas. Ese cambio de penal a favor por gol en contra fue demasiado para un equipo que venía de ser goleado por el mismo rival que ahora le cambiaba el trámite en medio minuto, incluso en un ambiente hostil y adverso.
Por esto último hablamos de carácter, Vélez se llevo la primera mitad de la llave sobreponiéndose a expulsiones, un arbitraje cínico y situaciones de juego totalmente adversas. Así y todo, por mérito o suerte como ustedes quieran mirarlo, Vélez no perdió, incluso ganó el partido, con garra, coraje e inteligencia. Un capítulo mas escrito por este plante y este cuerpo técnico que no para de crecer y que madura partido a partido. Ahora la vuelta, porque no todo está cerrado, y a enfrentar a un rival que vendrá con la sangre en el ojo y con sed de revancha. Por eso: ¡Vamos viejo Vélez! ¡Que usted sabe y usted puede!
¡ARRIBA LAS MANOS!
Rodrigo Javier Martínez, 30-04-2019
