Siguiendo la auto premisa de criticar sin dejarme llevar por la pasión, trataremos de analizar lo sucedido el domingo en Lanus ya a la distancia. Porque está claro que el tiempo transcurrido esta directamente ligado a la performance del equipo y su relación con mi altísimo nivel de angustia.
Obviamente no vamos a negar el factor anímico (terrible accidente de la familia de Cufré) que pudo haber sido determinante a la hora de enfrentar el cotejo ante el Granate, pero más allá de lo humano y los rendimientos individuales hay un denominador común en los planteos fortineros: la posesión intrascendente.
Y acá hago uso de las charlas de Whatsapp (gran fuente de inspiración) con mis hermanos fortineros y rescato una situación cómica. En los idas y vueltas de análisis de cafetin surgió el concepto del juego de Vélez y, caída como una revelación, uno de los chicos hizo una pregunta clave: ¿A que juega Vélez? Esa pregunta me hizo hacer un análisis mas minucioso y llegue a la contundente verdad que Vélez no juega a nada.
No vamos a negar la importancia de la posesión de la pelota, pero la tenencia sin profundidad es inicua y vacía. En 2 de 3 partidos Vélez pateo 3 veces al arco y convirtió un gol derivado de un centro aislado que conecto el propio jugador de Lanus en contra de su propia valla. Tres remates en 180 minutos habiendo tenido mas del 70% del tiempo la pelota, o sea, un partido completo, con su suplementario, teniendo el balón sin lastimar, sin ser hiriente. Algo tiene que funcionar mal, porque el partido contra Lanús no fue el único donde paso algo similar. La primera fecha en Córdoba, la eliminación de la Copa Argentina y así varios casos donde se dejó en evidencia que Vélez, muchas veces carece de timming para cambiar el libreto en medio del partido.
Pero que no todos sean palos para el cuerpo técnico o para los jugadores. Es indispensable que Vélez pise firme en AFA. Los errores, con fallos en contra o los omitidos a favor, son sistemáticos y se repiten fecha a fecha. En la Fortaleza Tello no cobró dos penales clarísimos y más allá de la moralina de "Velez debería jugar mejor en vez de llorar" lo real es que los arbitrajes son cada vez peores. Sin contar el patético manejo de la situación "visitantes" por parte de Russo y las actitudes del club local para con la delegación velezana. Nuestra dirigencia deberá tomar cartas en el asunto en un caso y tener memoria en el otro, no se puede estar bien, siempre, con Dios y con el Diablo.
Pero volviendo al tema futbolistico, y de cara al partido del próximo sábado, el Gringo Heinze tendrá dos desafíos. Recuperar al equipo en lo anímico y cambiar el curso de la historia en lo estratégico. ¿Morirá en la suya? ¿Seguiremos siendo el líder de la Superliga en posesión? ¿Seremos tan permeables a los pocos embates del rival? Muchas preguntas y pocas respuestas, porque la realidad es que este Vélez juega a tener la pelota, pero termina no jugando a nada.
A NADA
Rodrigo Javier Martínez, 22-08-2019
