SALDO POSITIVO

Rodrigo Javier Martínez, 10-12-2019
Desde la aparición del cepo cambiario, donde este humilde servidor se convirtió en un esclavo del sector 7-G) y desde el último partido con River pasaron cosas, muchas:

1- Después de una hermosa levantada la dolorosa derrota ante el Halcón en casa.
2- Volver a ganarle al hijo con total autoridad.
3- Batacazo en Arroyito para la ilusión.
4- Empate inmerecido para el Globo en el Amalfitani.
5- Sumar de a uno en Santiago y el comienzo de la sequía goleadora.
6- Otra paridad en cero, esta vez, con el equipo pequeño de la Ribera.
7- Derrota sin atenuantes en el Lencho Sola.
8- Victoria ante el Sabalero llena de emociones.

Y llegamos a la última fecha donde debíamos enfrentar al necesitado Patrón de Paraná.

¿Que significaba después de un andar desparejo? Terminar ahí nomás de la punta, llenarnos de ilusión y tratar de derrotar el fantasma de un duro rival que siempre nos hizo la vida imposible. Todo esto, más la absoluta certeza que a este equipo le cuesta hacerse cargo, era un cocktail de nervios que impedía disfrutar de este momento.

El comienzo nos daba la razón. El equipo local presionando y Vélez impreciso, sofocado y sin tenencia de pelota, pero este panorama duró poco. La claridad de Gago y el pie firme de Gimenez y Dominguez mejoraron el panorama para que, tras una gran jugada colectiva, nuestro distinto, Thiago Almada, quede mano a mano y tire un centro rasante que Gabriel Diaz mandaría a propia red. Desde ese momento Patronato perdería el rumbo totalmente y quedaría expuesto a un segundo gol que no llegó por la falta de voluntad fortinera. Para colmo de males Miloc, tras dos faltas obscenas, sería expulsado al final del primer tiempo. El panorama para el local era desalentador.
Pero el segundo tiempo fue distinto a lo esperado, o mejor dicho, fue un calco del comienzo del primer tiempo. Patronato, herido de muerte, desdobló sus esfuerzos y con voluntad y tesón, le peleo de igual a igual el partido al Fortín. Vélez no encontraría los circuitos ni el rumbo durante todo el complemento. Esta esfuerzo del local, sumado a los inexplicables cambios de nuestro DT, el mal estado de la cancha, más el agotamiento consecuencia del terrible calor hicieron que Vélez sea un espectador de lujo, o mejor dicho, aguantará los débiles embates, pero embates al fin, del Patrón. La firmeza de la defensa, con un nuevo dibujo, y la falta de jerarquía local le permitió a Vélez seguir con vida a pesar de haberlo podido liquidar con varias jugadas y contras, pero la falta de definición nos hizo sufrir hasta el final.

¿Sirve ganar así? Recontra sirve. Porque a pesar de los errores, los cambios estratégicos o la falta de definición miramos al 2020 con mucha esperanza e ilusión como hace mucho, muchísimo tiempo, no miramos.

Foto: Sitio oficial.
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