Luego de más de 200 días volvió Vélez. En medio del caos retornamos, al menos por la pantalla y con nuestros corazones, al Amalfitani, nuestro segundo hogar. Mezcla de emociones, bronca y esperanzas se mezclaron cuando prendí la tele y me encontré con la transmisión. La alegría de volver a ver al Fortín por los porotos en el plano internacional, la bronca de todo lo que pasamos y no poder estar, y la esperanza de lo que arranca superó a este humilde redactor que con los ojos llenos de alergía (si era otra cosa no lo vamos a reconocer) se sentó en el sillón junto a sus hijas para alentar a Vélez. Tanto fue lo que extrañé la V azulada que me cuesta correrme del plano emotivo para llegar a un análisis, obviamente, no objetivo, porque siempre uno es hincha y luego objetivo. Pero haremos el esfuerzo de llevar otra visión del partido a todos los fortineros.
En la previa había muchos más misterios que certezas. Desde el vamos las lesiones y el dibujo táctico eran una verdadera incógnita, aunque teníamos la absoluta seguridad que el rodaje previo de Peñarol sería una ventaja para los uruguayos, un equipo lento y grande, pero con mucho oficio. Esto ultimo se notó desde el minuto 1 del partido cuando el aurinegro, con paciencia, empezó a cortar circuitos de juego y comenzó a dominar el trámite del juego sin posesión pero con un equipo corto que sabía claramente cuál era su plan. Todo lo contrario de un Vélez que tenía muy lejos a Lucero, muy solos a los extremos y el triángulo del medio desdibujándose con el correr de los minutos. Mancuello arrancó correcto y metido pero el dominio uruguayo lo hizo perder y no encontraba lugar en la cancha. Mientras Galdames, jugando libre, solo buscaba presionar, Gago no encontraba socio en la salida y lateralizando solo logró algunos buenos cambios de frente. Pero la realidad es que Vélez no generaba volumen de juego y era dominado por el visitante que sin crear mucho riesgo era el que manejaba las acciones. A pesar de ese dominio Vélez contó con dos chances claras, un remate raso de Galdames que el arquero manya sacó de manera brillante y un remate de Bouzat que no agarró rosca y se fue cerca del palo izquierdo de Dawson. Pero Peñarol no se quedó atrás, tras un mal cierre de Gianetti, Britos habilitó a Terans que definió mal lo que era un casi gol y luego de otro centro de Britos, el mismo Terans encontraría el poste en la más clara de los uruguayos en la primera mitad.
El segundo tiempo sería una extensión del primero. Peñarol siguiendo su plan y Vélez sin encontrar ritmo y volumen de juego, pero con una diferencia notoria: el conjunto uruguayo afianzaría su dominio y empezaría a ser mas punzante. Vélez había perdido la brújula y el segundo palo de Terans en el partido lo dejaría claro, un lateral mal sacado, equipo mal parado y casi gol rival. Pero este trámite cambiaría a los 20 minutos con los ingresos de los Ricardos. Centu sumó el desequilibrio que Bouzat no podía sostener por su sacrificio en la banda y Alvarez se adecuó mucho mejor al dibujo táctico que Mancuello. Vélez recuperó la tenencia y emparejó el trámite haciendo que las líneas carboneras se replieguen y sean mas cautelosas. Esta tendencia se termino de afirmar con los ingresos de Orellana y Tarragona. El juvenil entró descarado y picante, y el centrodelantero, con mas oficio de lucha que Lucero, se metió a pelarse con los centrales visitantes generando preocupación en la defensa charrúa. Peñarol termino de resignar sus ambiciones y se sintió cómodo con el empate y aunque Longaniza Pellegrino busco mas peso ofensivo con el ingreso de Monzón, Velez no encontró peligro claro a pesar de haber tenido un lindo tiro libre sobre el final que pudo habernos regalado algo que, quizás, no merecíamos.
¿Es bueno el empate? En varios momentos del partido sostuve que el empate en cero lo firmaba con sangre, pero viendo el partido en su totalidad queda ese gusto amargo de saber que el once inicial no encajó en la estrategia y los cambios mostraron que se podría haber hecho un mejor planteo. ¿Es un reproche? Para nada. Pedir estar a la misma altura que un equipo con mas de 10 partidos de rodaje y alta competencia sería injusto con un calendario que nos fue totalmente esquivo. Habrá que aprender sobre la marcha y confiar en el plantel para acomodarse rápido a la nueva idea de un nuevo técnico. Ir a Montevideo con la valla en cero tampoco es un dato menor pero será vital buscar mas volumen de juego y mas profundidad.
Ahora se viene Huracán, otro rival con mucha carga emotiva y mucha sarasa previa. Servirá para sumar minutos y seguir apuntalando conceptos e ideas. Eso si, no queda otra que ganar, no vaya a ser que estos muchachos, adeptos al concepto revisionista, se quieran bordar una estrella por ganar un partido de una Copa de emergencia, toda una historia de vida en Parque de los Poquitos.
Foto: Sitio oficial Club Atlético Vélez Sarsfield.