SIN PENA NI GLORIA

Rodrigo Javier Martínez, 15-09-2014
No lo voy a negar y me hago cargo. Este humilde opinólogo de cafetín banca la transición y a pesar de la ilusión de las primeras cuatro fechas esperaba un momento de sombras antes que arranque este béndito torneo de paso.
Pero esta postura no quita que pueda expresar mi opinión o punto de vista sobre un partido que Vélez perdió con justicia y sin ofrecer pelea.
Y remarco lo de bancar este proceso de cambio porque este Vélez es el que hubiese sido si Pratto emigraba y ni Nanni ni Caraglio podrían haberlo reemplazado, ya que hoy Vélez radica su poderío ofensivo en Lucas y su ausencia remarca aún más el mal endémico de Vélez que es la poca profundidad y el inexistente cambio de ritmo.
Si, es verdad. Vélez dominaba, Sosa erró y Belgrano, en su primer ataque, casi falto de ganas, anotó el 1-0. Un calco de un Vélez pasado que volvía a nuestras mentes.
Pero tambien es verdad que Vélez le clavó un solo punta a un equipo débil por las bandas que mostró terribles falencias por los laterales contra Estudiantes y nunca se lo lastimó por ahí. Tambien es verdad que el nivel del mediocampo fue malo, tirando a muy malo. Se suma a verdades concluyentes que el Turu volvió a leer mal el partido porque el peor golpe al planteo fue el gol y desde ese momento Vélez no pudo levantar la guardia. Y con mas verdades agrego que la defensa floja no fue sostén ni garantía. Pero la máxima verdad fue que Vélez no tuvo una sola situación de gol. Como aquel equipo que se sabe inferior, casi de estirpe europea cuando un ignoto de pueblo viaja al Bernabeu o al Camp Nou. Vélez no pateó al arco. Un alerta que el cuerpo técnico se debe obligar a tomar en cuenta y a resolver.
Más allá de la grata aparición de Grillo y una remontada casi con verguenza deportiva de Sosa para mantener el 1-0 en varias ocasiones, luego de su error, Vélez no mostró nada. No levantó la guardia ni pudo demostrar que estaba vivo. Se fue de Córdoba con las manos vacias y lleno de preguntas para responder, pero lo que más duele es que volvió sin pelearla... sin pena, ni gloria.
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