DE NUEVO

Rodrigo Javier Martínez, 09-11-2020
Vélez se ha transformado en un bucle temporal. Cada partido arranca con la incertidumbre de una formación que no se entiende, algún pasaje esperanzador de juego asociado, momentos de zozobra, angustia, el empate final y la sensación ambivalente de no saber si estamos satisfechos o estamos con bronca. Todo esto pasa y arranca nuevamente a la fecha siguiente, es una historia que se repite en cada jornada.
Vélez tuvo 25 minutos buenos a pesar de las dudas del once inicial. En ese tiempo, de la mano de Ricky Álvarez, el equipo encontró un funcionamiento digno y algunas sociedades que podían generar peligro, incluso, en una salida rápida a los 5 minutos de iniciado el partido, Ricky vio un pase en cortada para la escalada de Ortega que, con un centro atrás, habilitó la llegada de Almada que, a la carrera, fusiló a Fatura Broun. A los 5 minutos Vélez demostraba superioridad, jerarquía y contundencia. Pero duró poco. Llegando a la media hora Centurión se hizo intrascendente, Tarragona quedaba muy lejos, Mancuello amonestado se escondió en su laguna y Almada perdió protagonismo, pero principalmente perdimos la inteligencia de Álvarez que dejo de ser el motor de Vélez para perderse en el rol de ni atacar ni defender. Las espaldas del doble 5 se convirtieron en una autopista y de la mano de García el local, que era un cumulo de voluntades sin encontrarse, paso a tomar las riendas del partido y a dominar el trámite, un trámite que se sostuvo en ventaja para Vélez solo por el gran momento que atraviesa Alexander Domínguez.
El segundo tiempo encontró al mismo Vélez pero con el cambio de Gago por Mancuello, cambio que no era, pero que se justificaba en el desgaste del ex Rojo y en la amarilla que arrastraba. El ingreso de Gago prometía claridad pero no solucionaba la falta de contención en el medio. Lo que no esperábamos era que la promesa de un mejor pie se transforme en el causal de los dos goles. Primero una desinteligencia con Gianetti que terminó en penal y roja para el defensor y después una perdida en la salida, convirtieron al experimentado centrocampista en el causal de todos los males. El ingreso de Gago no solo no dio esa pausa que necesitamos sino que le dio dos goles al rival y la certeza de remontar, en subida, un partido que hacia media hora estaba mas que fácil. Las salidas de Almada (el único que proponía un poco de desequilibrio) y Centurión (en otro partido) terminaron de sepultar las esperanzas del Fortín. Pero como era de esperar, para cerrar, este deja vu continuo, en el adicional Vélez tuvo un tiro libre frontal al área. Ricky y Gago plantados. Broun esperando el remate de Ricky (con la memoria reciente del gol ante el Globo) y toda la fuerza aérea fortinera esperando el centro. Pero alguien fue al laboratorio, sacó una jugada y el 8, en vez de patear o tirar el centro, dio un pase rasante al centro del área para encontrar a Orellano solo, quien le rompió el arco al golero local.
Fue empate, con gusto a poca hazaña y con la seguridad que a Patronato hay que ganarle, sin excusas y sin errores. Porque de errores vivimos y con aciertos sobrevivimos y es momento de escribir otra historia, no siempre la misma.

Foto: Sitio Oficial Club Atlético Vélez Sarsfield
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