CONSUELO

Rodrigo Javier Martínez, 12-12-2020
Las cabezas siguen estando puestas en Santiago y con esa objetivo, entre ceja y ceja, nos sentamos a ver un Vélez ¿alternativo?. La realidad que este Vélez demostró no tener titulares aunque con el correr de los partidos muchos, con sus bajos rendimientos, se bajaron de esa rotación obligada que siempre se puso como meta Longaniza Pellegrino.
Enfrente Rac*ng. Un equipo también “suplente” pero con una trifecta ofensiva de temer. Desequilibrio con Garre, oficio y experiencia con Cvitanich y movilidad y peligro con Reniero. Todo lo que Vélez mostró no tener en los primeros minutos del partido en su ofensiva. Centurión totalmente desconocido, Orellano errático y Lucero siendo un cúmulo de errores no le daban profundidad a un Vélez que, en cambio, se mostró solido abajo anulando las virtudes antes mencionadas de Rac*ng. Brizuela y Amor jugaron un partido correcto y Fernández anuló al experimentado centro delantero académico. El partido se volcó al medio y la posesión, de la mano del criterio de Mulet, hicieron retrasar al visitante y el partido aburría con un dominio que poco lastimaba por parte del Fortín. La primera mitad se fue con una clara superioridad fortinera y algunas jugadas que pudieron haber sido gol (cabezazo de Bouzat y remate de Lucero) redondeando un buen partido para los de Pellegrino.
El segundo tiempo fue una continuidad del primero (dominio de Vélez aunque poco profundo) hasta que pasó algo que no tenía que pasar. Lateral al área, duda de Fernández (quizás su único error en el partido) y una salida bochornosa de Domínguez que termino en un rebote corto, un remate en el palo y la definición, en medio del caos, de Banega. A falta de solo 10 minutos Rac*ng se llevaba una victoria inmerecida e injusta. Pero los cambios se hicieron cargo y Versaci metió un pase en cortada que parecía ser interceptado, pero el engaño de Cáseres desacomodó a la defensa y Tarragona quedó mano a mano para definir como un delantero de área de clase y jerarquía. Las cosas se ponían en su lugar y el empate reconfortaba la bronca de la poca justicia. Pero quedaba más. De la Fuente buscó la banda en profundidad, Tarragona ganó la cuerda y buscando un centro justo y rasante encontró a Janson entrando, por el fondo, solo para empujar la pelota a la red. Se gritó. Si señor, se gritó porque necesitábamos un poco de consuelo ante tanta voracidad, porque siempre es bueno ganarle a esta gente y porque necesitamos de la esperanza de sabernos capaces de dar vuelta un resultado. Porque la realidad es que la cabeza está en el martes y aunque lo de ayer fue un consuelo de tontos, la sonrisa no se nos borra.

Foto: Sitio Oficial Vélez Sarsfield
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