SUPERACION

Cuando la alegría supera cualquier capacidad de análisis es que las cosas van bien.
Ayer Vélez no solo supero estas capacidades, sino que también superó varias pruebas, todas en 90 minutos. Superó una instancia de las denominadas "parada brava", superó un penal errado, superó a su rival y superó, principalmente, a sus propios fantasmas.
Esto quedó bien en claro, cuando desde arranque, el equipo se paró de forma dominante y la Liga, consciente de sus limitaciones fuera de la altura, fijo sus líneas muy cerca de su propio arco buscando lastimar con contras a las espaldas de los laterales. Pero las intenciones de Vélez fueron claras desde el primer momento y en una salida equivoca de la Liga, un defensor ecuatoriano le hizo una falta obscena a Janson y la esperanza nos abrazaba. Lamentablemente Thiago falló el penal encontrando el poste ante una buena reacción de Gabbarini que espero al 10 hasta el último segundo para no darle referencia de lado. Ese fue el momento más aciago del partido ya que, aunque Liga mostró cierto peligro muy ocasional, el peor enemigo de Vélez, en ese momento, eran los fantasmas del pasado. Pero los de Longaniza se manejaron con la misma calma de siempre y no se salieron de su esquema. Aun falto de profundidad Vélez se acercaba con las buenas intenciones de Bouzat (muy activo) y Almada que, a pesar del penal errado, no ceso en sus ganas de ser vertical. Finalmente, y como premio a ser protagonista, Mulet, la figura indiscutida, recuperó una de tantas pelotas y habilitó, con ese último pase que le estaba faltando al Fortín, a Janson que con un pase atrás dejó de frente a Thiago que puso el 1 a 0 desde la puerta del área. El resultado era justo para un partido muy trabado que solo tenía un equipo en cancha con ganas de ganar.
El segundo tiempo fue distinto pero esperable. La liga salió a buscar el empate presionado por la tabla y Vélez retrocedió algunos metros para poder aprovechar el terreno y las contras, pero aunque los minutos pasaron sin poder generarlas y sufriendo algún susto consecuencia de la presión ecuatoriana, llegó el segundo gol. A los dos minutos de las primeras sustituciones en Vélez, el recién ingresado Centurión encaró por derecha, llego al fondo para quebrar la cintura, acomodar la pelota y meter un centro preciso a la cabeza de Janson que metió el segundo gol. Ricky entró en llamas para dejar, fuera de cuadro, dos veces al mismo defensor en dos movimientos dignos de un jugador de jerarquía, una jugada increíble que aseguraba, o parecía asegurar, el resultado. Longaniza metió línea de cinco para para cerrar el partido, con cuatro centrales, pero increíblemente la Liga llegaría al descuento con un gol de cabeza tras un importante desacople defensivo, o desatención quizás. ¿Se venía el sufrimiento? Todo indicaba que sí. Incluso, a 3 minutos del final, sería expulsado Piovi tras una violenta infracción sobre Mulet y los fantasmas de Valparaíso nos abrazaban. Pero no era el mismo Vélez, se sufrió poco al final. El equipo hizo correr la pelota, manejo los tiempos, contó con situaciones en los pies de Tarragona y los minutos pasaron hasta que a los 93, tras un "no sabemos que" de Quintero, Mancuello se encontró con un mal pase y acertó a un arco vació para el 3 a 1 final.
Vélez aprobó todas las materias pendientes en estos últimos partidos. Sacó pecho en las difíciles, se hizo cargo de su presente y levantó rendimientos que venían muy bajos. ¿Comete errores? Seguramente, pero a su vez busca ser precavido y exponerse lo menos posible siempre controlando el trámite y buscando el arco rival. Pero la máquina del espectáculo no para y el domingo comenzamos una nueva etapa en el plano local, una importante, una donde tenemos la chance de lograr un título a solo 3 partidos y luego de varios años. Enfrente estará Rac*ng, un viejo conocido, y además nos enfrentaremos al nuevo desafío de salir airosos en un nuevo mano a mano. Todo por ganar, mucho sudor y sangre por entregar, la historia de Vélez así lo manda. El domingo, a matar o morir.

Foto: Sitio oficial Vélez Sarsfield.