Con el partido del jueves pasado se terminó un nuevo semestre en el mundo Vélez. Uno, nuevamente, cargado de emociones y que nos dejó un sabor agridulce en el alma pero también nos dejó esa certeza de, en alguna medida, haber vuelto a ser.
No hay mucho para analizar sobre el partido en Rio. Dos equipos que se respetaron (más Vélez a Flamengo) y un trabajo táctico y estratégico llevado a cabo a la perfección por un equipo que fue al Maracana sabiendo que no había que vender cara la derrota ni rescatar nada. Esta tranquilidad, más cierta pasividad de los brasileros, le dieron a Vélez el coraje de plantear el trámite de igual a igual con la clara diferencia de saberse rival de un equipo superior. Con Hoyos como figura (a pesar de ciertos errores claves en algunos momentos del partido) y con un Caseres en estado de gracia, El Fortín se trajo un punto en 90 minutos que fueron muy aburridos y sin emociones fuertes, pero cerrando con hidalguía un segundo puesto merecido y muy festejado.
De esta manera Vélez cerró otro semestre cargado de tensiones y enseñanzas. Dolió la eliminación en la Copa Argentina y la goleada tan dolorosa contra Boca, pero el equipo tuvo la bravura de poder levantarse y ganó su zona para luego ser eliminado, de manera injusta, por los de Pizzi. Sin embargo, aunque uno de los objetivos causó tristeza y dolor, el otro trajo dicha y cierta tranquilidad. La Copa empezó mal, con el pie izquierdo y con muchas dudas, pero el equipo logró una victoria clave en Chile y, a partir de ese momento, levantó en el plano internacional para clasificar entre los mejores 16 equipos de América, un logro que hace mucho tiempo no alcanzábamos.
Hoy Vélez es esto, un cachetazo y un mimo, una lagrima y una sonrisa, bronca y alegría, sufrir y gozar. El desafío en estos meses es no volver a equivocarse con las renovaciones de contrato (que tantas angustias le traen al hincha y al socio), manejar un buen mercado de pases y sostener este proyecto del Flaco Pellegrino, el autor de una campaña excelente que, con sus tropiezos, nos puso nuevamente en los primeros planos de una realidad que nos era bastante esquiva.
Ahora la Copa América, el descanso, la segunda ola y nosotros, los hinchas, abrazados a una nueva ilusión, una renovada y llena de fe y esperanza. Ese hincha que sigue desde sus sillones alentando con su familia a la espera de volver a encontrarnos en nuestro querido Amalfitani.
No se olviden de ese hincha, ese que está tan olvidado y que, en este semestre, volvió a creer.
Foto: Sitio oficial Vélez Sarsfield.