ESTA CAMPAÑA

Rodrigo Javier Martínez, 16-07-2021
Y finalmente, luego de la emoción por la Copa América, un mercado de pases muy endeble y varias polémicas, Vélez volvió al ruedo.
No será función de este humilde servidor debatir o analizar el marco de las cuantiosas polémicas arriba nombradas, o al menos no es el momento, porque la vuelta de nuestro querido Fortín a las canchas supera cualquier conflicto, pero el agua que corrió fue mucha, y a veces, dolorosa, pero quédense tranquilos, solo me abocaré a lo futbolístico.
La pelota tenía mucho para regalarnos, luego de muchos años Vélez volvía a jugar un octavos de final de la Copa Libertadores. Ansiedad, emoción, nervios, incertidumbre, todo era un mix de sensaciones que llevaron al hincha fortinero a ilusionarse una vez más. Con las mismas caras y muchas bajas, el Mister tenía la difícil tarea de encarar esta instancia. Difícil por las ausencias, pero obvia desde lo que tenemos. La única duda fue el uruguayo De Los Santos, que a pesar de ciertas molestias en su rodilla, eligió jugar el partido, por lo cual el 11 inicial se caía de maduro.
La angustia duró poco y el festejo vino rápido. Janson habilitó a Guidara que, bien abierto, tiro un buen centro a la cabeza de Lucero que derroto la floja reacción de Burrai cambiándole la dirección a la pelota. Siete minutos tardó Vélez en ponerse en ventaja, solo siete minutos para volver a gritar un gol de Vélez. Y ese gol no amilanó las intenciones fortineras porque de la mano de la serenidad de Caseres y Mancuello, los lujos de Centurión y el arduo trabajo de Lucero, el equipo dominó al conjunto visitante que solo podía pelear el partido desde la presión alta y la fricción. ¿Nos quedamos cortos con el resultado? Seguramente.
El segundo tiempo fue otro cantar. Vélez decidió replegarse y Barcelona adelantó sus líneas. Pero El Fortín no sufrió, estuvo firme en sus líneas y sacando un remate de Diaz, que dejó haciendo vista a Hoyos, los ecuatorianos nunca pusieron en jaque el arco velezano. Arriba falto profundidad y velocidad para golpear y terminar de desarmar el partido, pero la vocación defensiva y algunas actuaciones por debajo de su nivel nos dejaron el gusto a haber sido un equipo dominado. La falta de Ortega para llegar profundo por izquierda y la de Almada para desequilibrar en el tercio final fueron notorias, y a pesar del gran partido de Brizuela y el excelente partido de Centu, las ausencia y presencias hacen a un Vélez totalmente distinto en ataque.
La serie está abierta, pero nosotros tenemos la mejor mano. En Guayaquil habrá que aprovechar las pocas que se tengan, ser inteligentes y discplinados para cerrar la serie con el gol de visitante.
Volvió Vélez, nos volvió el alma al cuerpo.

Foto: Sitio Oficial Vélez Sarsfield
00539 e7d9e2166f