Lo que en la previa parecía un partido complicado, tanto por nuestro presente como por la jerarquía del rival, resulto ser otro partido más donde Vélez cae preso de sus limitaciones y el mismo se termina dando los golpes de KO.
El fortín llegaba de capa caída, con el ánimo bajo y con el morbo de cuánto tiempo lleva sin convertir, estadística que con el correr de los minutos pesa más y más. Aun así, y pese a un comienzo intenso de River que nos agarró mal parados al minuto de juego, Vélez supo emparejar el trámite principalmente con la Vuelta de Thiago Almada, el único jugador diferencial que tenemos.
Con el correr de los minutos, la Pellegrineta llego un par de veces al área rival con peligro, pero con el déficit
goleador de todo el torneo... y por el otro lado, encontraron respuesta en Hoyos cuidando la espalda de una defensa que no hizo pie en varios pasajes.
Todo lo bueno que hiciste en 45 minutos lo tiras a la basura en 4, con un penal (otro más) totalmente evitable. Y ya con el gol en contra el equipo se cae. No te quedan respuestas, y tampoco ves una intención clara de cambiar el curso del partido... ni de los que quedan en cancha ni de los que están en el banco. El segundo gol es anecdótico por más que viene de otro regalo de la defensa.
Vamos 6 fechas en las que Vélez está a la deriva. No tiene un plan claro, los jugadores no rinden y el DT no tiene muñeca para torcer este rumbo. Apuesta por viejas recetas que no dieron resultado
como así también por los mismos nombres de siempre. Se contagia el equipo de un enrarecido ambiente dirigencial y al hincha solo le genera malestar, sufrimiento, bronca e impotencia... o al menos a mí me sucede eso.
¿Que nos deparará el futuro inmediato? ¿Habrá volantazo? ¿Habrá respuestas? No lo sabemos. La única certeza es que nosotros estaremos como siempre esperando lo mejor para nuestra amada V azulada.
¡Vamos Vélez Carajo! ¡A reaccionar!
Foto: Club Atlético Vélez Sarsfield