RESPIRANDO

Rodrigo Javier Martínez, 05-04-2022
Vélez volvió a ganar y sacó la cabeza de abajo del agua. ¿Hay que ilusionarse? Lo dudo, pero hay que ser agradecido con dos aspectos. ¿El primero? Con el fixture que nos puso a Lanús en el momento que tenía que aparecer. ¿El segundo? Con el equipo. ¿Con el equipo? ¿Este tipo está loco? No. Y estoy agradecido con el equipo porque, en gran parte del primer tiempo, jugó de tan mala manera como venía haciéndolo y eso me tranquiliza de cara a pensar en la buena fe de este plantel que por momentos me hizo dudar.
Vélez siguió siendo previsible, muy débil en los retrocesos y poco efectivo. Todo eso fue Vélez durante gran parte de la primera mitad y se afianzó cuando a los 10 minutos, Pasquini, puso en ventaja al Grana de manera sorpresiva y sin justificativo. Con el marcador en contra El Fortín adelantó sus líneas y buscó hacer circular la pelota, aunque Perrone no hacía pie, Caseres no encontraba lugar en la cancha y Pratto quedaba lejos de los pases de Soñora. Pero con el correr de los minutos Lanús se dio cuenta que ganaba por obra y gracia del Señor y replegó sus líneas para encontrar los mismos espacios que le dieron el primer gol, pero fue distinto, las ansias de buscar el arco de Hoyos se desvanecieron y el visitante dejó de aprovechar la banda de Guidara, abandonada por Orellano, que dio lugar al gol granate.
Con ese cambio de desarrollo Vélez empezó a ser un poco mas vertical, un poco, y tan poco le basto a Janson para encontrar un slalom que lo puso de cara al gol para sellar el empate a minutos de finalizar el primer tiempo. Ese gol le abrió todos los caminos al Fortín y destruyó la confianza del equipo sureño ya que el segundo tiempo fue un monologo velezano, con algunos baches emocionales, pero siempre en manos del equipo de Vaccaari. Pratto se volvió más referencia, Soñora encontró un campo a espaldas del 5 rival y Janson estaba endiablado, tan endiablado estaba que puso el segundo gol a poco de comenzar el complemento y se acabó el pleito por mas que Hoyos sacó un mano a mano inmenso. Hubo tiempo para abrazarse con el Oso y para reírnos de la fantochada del VAR, pero más allá de todo, Vélez volvía a ganar.
Con Vaccari como interino o definitivo, con la gente alentando, con la emoción de recordar a nuestros héroes de Malvinas, con muchas incertidumbres en lo deportivo e institucional, nos fuimos con una mueca de tranquilidad de un Amalfitani que volvió a ser una fiesta a pesar de todo lo que nos golpea en la semana. Se viene una seguidilla interminable y esa mueca se tiene que transformar en sonrisa duradera, este equipo nos lo debe.

Foto: Sitio oficial Vélez Sarsfield
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