CINCO PARA EL PESO

Rodrigo Javier Martínez, 08-05-2022
A Vélez siempre le falta algo. Si no es suerte, le falta justicia y si el juez anda derecho, falta criterio en el banco o despliegue físico y si se da todo lo que se tiene que dar también hay que esperar que el rival no tenga una buena tarde.

Contra Bragantino nos jugábamos una de las últimas cartas, incluso a sabiendas de la victoria del Pincha contra Nacional. Era una final y gratamente nos encontramos con un equipo que entendió lo que jugaba. Vélez fue superior en gran parte del pleito y convirtió al arquero local en figura. Pero al Fortín le cuesta todo y el segundo tiempo se encontró con tres denominadores comunes del semestre: la falta de estado físico, un técnico que no está a la altura y un arbitraje que ya roza lo bochornoso.

Los dirigidos por Vaccari comenzaron el complemento buscando el mismo protagonismo, pero con el correr de los minutos y a pesar de un esfuerzo denodado, Vélez perdió presencia física y se fue replegando para esperar los pocos embates locales. Inexplicablemente el técnico fortinero hizo solo dos cambios en un equipo agotado que ya no encontraba respuestas, falta de respuestas que se acrecentaron a los 70 cuando la salida de Perrone desequilibro todo y se armó una inexplicable línea de cinco que regalo el tránsito en el mediocampo.

Esos últimos 20 minutos solo trajeron angustia. El robo descarado de Ospina y el empate de Hurtado, en un gol de pinball, destruyeron esa ilusión que había nacido durante el desarrollo del juego. Los jugadores estuvieron a la altura y dejaron todo, entendieron lo que jugaban y tuvieron una actuación irreprochable que chocó con el sistemático bombeo por parte de los árbitros en esta Copa Libertadores y contra la falta de experiencia de un DT que se empecina en hacer todo mal. A Vélez siempre le falta algo y nosotros, aun con una ínfima chance, seguimos alentando y soñando, porque a nosotros si que no nos falta nada.

Foto: Sitio Oficial Vélez Sarsfield
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