BIPOLAR

Evidentemente Vélez no está para victorias tibias o derrotas efímeras. Si ganamos es un triunfo épico y majestuoso, lleno de ribetes fontanarrosescos y, por momentos, infartantes. Si perdemos el fracaso o es humillante o es doloroso, es la entrada al séptimo círculo de los infiernos.

Y más allá de las figuras exageradas, cada vez que Vélez pierde, algo hace que sea menos llevadero. Porque si uno es honesto, y se trata de alejar del resultado, la verdad que el primer tiempo del Fortín fue, de a ratos, muy bueno y solo falló en lo que suele fallar, la definición. El visitante tuvo alguna aparición esporádica, más que nada basada en las falencias de nuestro arquero que en méritos marrones, pero faltó el gol y el empate tenía gusto a poco para nosotros y mucho de heroico para Platense.

En el segundo tiempo el equipo se desdibujo entrando en una espiral de intrascendencia que la salida de Caseres acentuó exponencialmente y que solo fue alterada por la media llegada calamar que termino en gol. El traidor lideró un ataque (ver primer párrafo y tenor de las derrotas) que termino en un centro pasado que parecía ir a la nada. Parecía. Y parecía porque un gnomo de un metro cincuenta le gano a Ortega en el salto y habilito a otro ignoto que venía corriendo sin marca desde la casa. Importante aparición del arquero que bailó la tarantela sobre la línea del arco y no cortó un centro cabeceado en la puerta del área chica luego de dos centros anunciados.

¿Cómo puede el Vélez del primer tiempo transformarse en el equipo del complemento?

¿Qué puede pasar en un vestuario para semejante transformación?

¿Los cambios fueron tan significativos como para alterar el esquema?

¿Vieron? Cuando Vélez gana todo es mucho mas romántico, pero cuando pierda todo es más complicado.

Ahora Rac*ng, una Academ*a golpeada que buscar rearmar su imagen. Por favor, luego de 1 punto sobre 6 contra equipos que pelearán el descenso, les pido que no nos arruinen el fin de semana largo.

Foto: Sitio Oficial Vélez Sarsfield