EL EVENTO

Rodrigo Javier Martínez, 02-08-2022
Les juro que no sé qué estoy haciendo escribiendo algo que ya pasó hace días y al borde de un ataque de manija insufrible por el partido de mañana. Pero las costumbres son costumbres y no queda otra, sepan disculparme.

No sé por dónde empezar, si por el trámite o por el evento. Creo que voy por lo primero.

Vélez fue más de lo mismo. Faltó idea, faltó volumen de juego, faltaron sociedades, pero mejoró en actitud. Luchó el partido y, aunque no tuvo brillo ni sorpresa, no se dejó ni doblegar ni superar. ¿Esto quiere decir que hay avances o que estoy conforme? No, para nada, pero de todos los empates que tuvimos, este fue uno de los que menos sabor amargo me dejó.

Bueno, ahora vamos al evento y una descripción de esos segundos que fueron eternos, porque cuando Hoyos paro (o lo intentó) mi cara empezó a expresar una mueca de asombro para convertirse en una sombra de incredulidad. Sentí, cuando se infló la red, que algo tenía que pasar, pero logré saltar de esa incertidumbre, a una risa nerviosa y a una sensación de ACV inmanejable, todo en nada. Buscaba explicaciones y soñaba por el VAR, no entendía que pasaba y me agarraba la cabeza intentando saber que había sucedido con una bronca que me pesaba. Y de repente, cuando entendí que no era una pesadilla… el desamparo, la desolación… ver el 1 a 0 y meditar, preguntarse que hicimos para merecer esto.

El fondo de la tabla, la falta de ideas, el arco irreconciliable, la lejanía de las Copas 2023 y por otro lado la idea fija en mañana y en Córdoba. Una sola cosa equilibra la balanza mas abandonada. La gente cumplió agotando todo lo que se puso a la venta, la expectativa es enorme, el marco estará a la altura... por favor, honren nuestro manto sagrado.

Foto: Sitio Oficial Vélez Sarsfield
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