¿Qué decir no? Después de masticar tanta mierda somos uno de los cuatro semifinalistas de la Copa Libertadores de América.
Como costó el jueves. Los excesos de alegría y festejos me dejaron al borde del KO, por no decir que ni siquiera me tuvieron que contar los diez, pero… ¿Quién te quita lo bailado? Los festejos con la familia y amigos, la liberación de la tensión de toda una semana llena de golpes bajos, volver a vernos tan arriba en una competición internacional fueron mimos al alma de tantos fortineros exultantes que festejaron en el club y en sus casas.
Vélez fue superior en octavos de final y ahora también en cuartos. Todo lo que no es en el cabotaje lo es cuando juega por la Gloria Eterna. Hoyos brindó una seguridad insospechada, la Resistencia defiende con un vigor incansable, el medio lucha y aplica criterio y arriba… y arriba, San Janson, el Oso y los pibes… puede que Orellano esté apagado, pero aparece Fernández y se muestra desfachatado y atrevido. Osorio erra, pero su entrega es incondicional. La Fábrica no defrauda y el equipo eliminó a un Talleres que fue más en los medios que en la cancha.
Ahora Flamengo. Los recuerdos, Zandona, el 94, la ansiedad y la manija que no se puede sostener. La gente, la misma que copó el Amalfitani, la misma que toleró un torneo local intolerable, la que alentó y soporto cancelaciones y suspensiones. La gente que estuvo siempre reclamando y luchando por lo justo, por el legado de Don Pepe. Esa gente hoy merece este sueño.
¿Es posible soñar? Pero claro. Si somos hinchas. Como no vamos a soñar una final en Ecuador, aunque los memes y las cotizaciones de planteles nos llenen de realidad. No, no. Nada va a quitarnos las ganas de soñar, porque nos merecíamos este momento, y porque soñar no cuesta nada.
Foto: Sitio Oficial Vélez Sarsfield