Estamos últimos.
Lanús hoy derrotó a Arsenal y nos alcanzó relegándonos a la última plaza. ¿Lo bueno? Mañana si derrotamos a Sarmiento podemos volver a salir del fondo. ¿Es bueno? Quien sabe. La jerarquía y el presente copero hoy no nos asegura nada.
El derrotero en la Liga profesional genera sentimientos inversamente proporcionales a lo que pase en la Copa. El marco Libertadores nos pone exultantes, nos contagia, nos ilusiona a pesar de todas las adversidades. El plano local nos angustia, nos enoja y hasta nos hace pensar en una table que pensábamos olvidada. ¿Es extremista? Seguramente, pero tampoco merecemos este andar errático y lleno de decepciones.
El partido contra Aldosivi fue inexplicable. Empezar ganando y terminar el primer tiempo con la absoluta seguridad de saberse cortos en el resultado para terminar luchando contra las propias miserias, un rival ahogado, las inclemencias del tiempo y, como siempre, los arbitrajes siniestros y nefastos. Y arranco con lo de propias miserias porque tengo claro que hoy, lo peor de Vélez, es Vélez mismo. Pero después falta ligar, falta puntería, falta inteligencia y faltan árbitros decentes.
Por eso es tan importante el partido de mañana. Porque hay que sumar de a tres y tratar de sostener una racha positiva de encuentros para despegarnos de abajo y tratar de pensar en un milagro que nos permita acercarnos, al menos, a la Sudamericana, aunque realmente, el plano internacional, lo veo totalmente lejano.
Promedios, historiales, rachas, campañas o lo que sea que quieran analizar, la realidad es que no merecemos este presente en el Campeonato. Ya sea por falencias propias o por cuestiones ajenas, es hora de levantar el copete y pelear también en el cabotaje. Tenemos mucho en la espalda como para aceptar un ultimo puesto. No necesitamos amenazar a nadie con autos quemados o con pasacalles picantes. Este equipo debe hacerlo por la historia de Vélez, el resto es humo.
Mañana ganen o ganen. No podemos estar últimos.
Foto: Sitio Oficial Vélez Sarsfield