EN EL FONDO

Rodrigo Javier Martínez, 27-08-2022
Tengo un deja vu.

Lanús volvió a empatar y, por ende, técnicamente, volvemos a estar últimos. La misma sensación que tuve 24 horas antes de enfrentar a Sarmiento, hoy la tengo un día antes de enfrentar a Independiente.

Indefectiblemente Vélez está dispuesto a navegar la Liga Profesional en las partes bajas y nos somete a la tensión de no perder una cucarda, ese mérito que compartimos con los que se peinan como Gardel de la Ribera y los sin barrio de… bueno de donde sean. ¿Qué mérito? Vélez nunca salió último. Y aterra pensar que podemos romper esa “marca” sino levantamos la cabeza.

Aunque puedo encontrar algunas diferencias entre el empate contra el Sojero y la derrota ante el Tiburón. En Mardel la caída del segundo tiempo fue obscena mientras que en el Amalfitani la segunda mitad del equipo del Cacique fue buena. Solo una cuestión de fortuna, mucho tiempo perdido por el visitante y un arbitraje nefasto, hicieron que el conjunto de Damonte rescate un punto que nunca mereció y que solo defendió con pierna fuerte amparada por un arbitro nefasto. El Fortín, sin embargo, tampoco fue una luminaria, pero en el segundo tiempo se hizo cargo del protagonismo y entendió que no quedaba otra que ganar, pero la falta de puntería, pecados de juventud y un poco de muchas otras cosas, hicieron que Vélez no pueda sumar de a tres.

Ahora El Rojo y Flamengo. Nuevamente suplentes para el plano local y lo mejor para buscar el milagro. Mientras tanto la gente lucha por un lugar en la cancha, lugar que la CD perdió y no pudo sostener y sigue mostrando, con la venta de los paquetes a Rio, que este club le quedo grande. Siempre dejó en claro que el socio nunca fue el foco y que, con algunos aciertos y muchos errores, nunca estuvo a la altura de un club con nuestra historia.

Ahora… VAMOS NOSOTROS… porque desde adentro, casi siempre estamos solos.

Foto: Sitio Oficial Vélez Sarsfied
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