Voy a dividir el partido en dos. La primera mitad que abarco desde el inicio del partido hasta el minuto 22 del complemento y la otra mitad que es esa última media hora de jugo.
La primera parte del encuentro, creo entender, fue de los peores partidos que vi en mi vida. Un partido horrible, lleno de errores, equivocaciones, sin sociedades y con un sinfín de pases sin sentido. Y en ese trámite mediocre y patético, Independiente aprovechó un yerro defensivo con no marca incluida que el Soñora bueno cambió por gol con mucha facilidad. Lo más increíble de todo es que, a pesar de enfrentar a un rival con todo tipo de carencias, por momentos fuimos a la tabla para ver con cuantos goles en contra quedábamos últimos. Eso fue Vélez en ese lapso, un desquicio de fallas y desinteligencias que nos hizo creer que íbamos a ser humillados cuando la realidad mostraba otra cosa.
El segundo tiempo pasaba sin pena ni gloria hasta que empezó la segunda mitad del match. La otra mitad que mencionábamos arrancaba cuando Medina metía 4 cambios de una. Si, lo voy a reconocer: No tuve ni la menor esperanza en que funcione y me equivoqué. Garayalde le dio equilibrio y criterio al medio, Pratto puso su oficio para pelear con los centrales y Bou se hizo cargo de su rol ofensivo. Vélez inclinó la cancha e Independiente, atemorizado, cerró filas delante del arco de Sosa. Definitivamente Medina había cambiado el trámite y ponía al Rojo contra las cuerdas, un rival que nunca se animó a liquidarnos en la mitad del encuentro donde pudo hacerlo.
Y cuando la sombra de la derrota caía de nuevo, Sosa despejó una pelota que podría haber agarrado y Bou rescató el rebote para tirar un centro que Pratto empujó a la red con su cabeza. Los cambios, la camiseta y la historia fueron demasiadas cruces para un Independiente que tiene poco y busca en el Emperador algo de orden y algunos puntos.
Ahora, luego de este puntito inteligente, el Flamengo, en medio de un clima caótico y lleno de malas noticias para el pueblo fortinero. Otra vez somos nosotros, contra todos, incluso contra algunos de adentro, aunque sea difícil de creer.
A dejar la vida, nosotros lo merecemos.
Foto: Sitio Oficial Vélez Sarsfield