Terrible. No se que escribir. ¿Me lo esperaba o no me lo esperaba? ¿Hablo de Vélez o del Flamengo? ¿Hablo del clima enrarecido, de los derechos de admisión o de los pungas en la cancha?
La verdad no se que decir. Tengo ese mix de tristeza, asombro, bronca y orgullo. ¿Tristeza? Un cachetazo de realidad que nos dejo sin chance alguna de tener ilusiones. ¿Asombro? Por ver en Flamengo a uno de los mejores equipos de fútbol que vi en mi vida. ¿Bronca? Porque se pudo haber planteado mejor el partido e ir a Río con un dejo de ilusión o concepto de partido abierto. ¿Orgullo? Por la gente, por la entrega de cada uno de nosotros y por la certeza de saber que si vamos al Maracana es solo por el amor a nuestros pares y colores.
El partido no requiere análisis. Fuimos vapuleados por, quizás, uno de los mejores equipos del planeta. Nos quedamos con el “que pasaba si entraba la de Orellano”, pero anda a saber, quizás perdíamos 5 a 1. El diario del lunes sirve para polemizar, no para hablar de una verdad irrefutable y esa verdad fue que, a pesar de los cuatro goles, nos hicieron precio. El 4 2 4 ya no va más, los bajos rendimientos fueron mas bajos que nunca y se salvaron algunos pocos que vendieron cara la derrota, dentro de lo posible. Pero más allá de todo, y de nuestra fe, nunca hubo paridad deportiva.
Ahora Newells, la Copa Argentina y la dignidad de caer con las botas puestas en el Maracaná. Eso desde lo futbolístico. Desde lo dirigencial la tarea es enorme, titánica, casi utópica. Una asamblea polémica, sanciones, silencios, destratos, derechos de admisión totalmente aleatorios. ¿Qué está pasando en Vélez? ¿Estamos a la deriva? ¿Cuál es nuestro camino?
Sean dignos de este club. Ya ni lo exigimos… se lo rogamos.
Foto: Sitio Oficial Vélez Sarsfield
REALIDAD
Rodrigo Javier Martínez, 02-09-2022
