LA ESPERANZA DE TOCAR FONDO

Alejandro Riedel, 25-11-2014
Ya con el partido lejos y el recuerdo frío, aún queda esa angustia de ver a Vélez en quizás su peor momento en diez años.
Miles de ideas rondan mi cabeza, pero es difícil acomodarlas entre tantos sentimientos y tanta tristeza.
Quizás el resumen de este partido debe caer sobre jugadores y cuerpo técnico y resumir con gravedad, en que han perdido el único logro sostenido ante un equipo del interior que nunca había ganado en Liniers, el invicto de local.
Dentro de esa idea general, Velez es caos. Y sin animo de ser apocalíptico, los veteranos no se hacen cargo, los jóvenes crecen en indisciplina y el cuerpo técnico está a la deriva.
Duele ver a Vélez esperar el final, sin orgullo y sin entrega. Porque no es momento para los pibes, pero tampoco se puede obviar que varios de ellos se arrastran. No hay que caerle a ellos, no es linea editorial de este humilde servidor, pero es esencial marcar un rumbo entre lo futbolístico y la disciplina para este grupo de juveniles con gran talento y futuro.
El resto es cosa de todos los días. Pratto, casi sin fútbol, es figura por su entrega y Semidiós por sus declaraciones. Sosa, con errores y defectos, sostiene el papelón y es figura por obligación. Asad es el nuevo polifuncional, mostrando que es fetiche del DT o la evidencia empírica de que no encuentran la vuelta. La defensa es un canto al horror y en ese marco la gente aplaude o silba. Alienta o reprocha. Banca o pierde la paciencia. Como mezclada en el mismo caos, la gente deja todo y no pide nada, y no le dan nada. Si hay algo que a esta gente no se le puede reprochar es la paciencia, porque en estos últimos tiempos, por mucho menos, aprietes, apures u otros "ilícitos" fueron moneda corriente en otros clubes.
Lleno de incógnitas, Vélez navega sus propias miserias, sin esperar más, con fe y esperanza, tocar fondo, para empezar de nuevo.
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