DOS AL HILO

Rodrigo Javier Martínez, 22-02-2015
Se hizo lo que se debía. Ganar los dos partidos ante equipos debutantes y de local. No había otra cosa que hacer. Luego el análisis puede ser más o menos minucioso, más o menos exigente, pero lo que se debía hacer se hizo como correspondía.
Vélez fue amo y señor del partido. En el primer tiempo Crucero solo pudo lastimar con pelotazos cruzados a espaldas de Cubero luego de recuperar pases mal dados por los volantes fortineros. De esa estrategia surgió la única jugada de riesgo de los visitantes que Sosa sacó con reflejos felinos. Luego fue todo de Vélez dominando el medio con Somoza y Romero, lateralizando con Jerez y Rolón, yendo por el medio usando de pivotes a los tanques. Intentó todo y tuvo jugadas de riesgo en la cabeza de Caraglio y los pies de Pavone y un sinfín de rebotes y centros que nunca entraron a la red.
El segundo tiempo fue más de lo mismo con un participación más activa de Cabral que coronó una gran segunda mitad con la apertura del marcador en un gol que ni el se esperó. A partir de ese momento Vélez se perdió en pasajes de pelea y fricción, aunque siempre de dominio, para volverse a encontrar cuando Asad, luego de perder una ocasión increíble, se redimió para arremeter contra la ya endeble defensa de Crucero y definir con toque sutil ante la salida del arquero. Vélez parecía cerrar un partido que se volvió a abrir tras un hermoso tiro libre de Martínez y sufrió un final que no merecía, dentro de su área y revolcándose ante los intentos de un rival que se encontró con la sorprendente posibilidad de llevarse un punto que nunca buscó.
Es verdad que los dos rivales eran óptimos para este comienzo, pero siempre hay que jugar los partidos y ganarlos, y en esa materia Vélez aprobó lo que le correspondía, lo que su historia marcaba.
Ahora a Rosario para sacar chapa de Vélez, no de candidato o de protagonista, solo chapa de Vélez para demostrarse a si mismo que puede hacerse respetar en la adversidad.
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